Monsacro
Situación geográfica: Concejo de Morcín (Asturias)Tiempo total de la travesía: 2 Horas
DOLMEN DEL MONSACRO
NTRA. SRA. DEL MONSAGRO DE MORCÍN
El Monsacro preside todas las tierras de Morcín. Enclavado en el centro de Asturias, su gran mole se alza sobre los caseríos de este municipio, donde sus moradores le designan tambien con el nombre de la Magdalena. Es una montaña que a trechos enseña su calcarea peña y en otros su cubierta vegetal, herbacea por lo alto y arborea en la base. Desde su cima se contempla, en días de buena visibilidad, la más amplia panorámica de la region, desde el mar hasta la Cordillera Cantábrica. El Monsacro es una montaña plagada de historia, ya en época precristiana se impuso como lugar sagrado. En la montaña existen túmulos funerarios y sepulturas de la era megalítica y se documentan cultos primitivos a Teleno. En la actualidad pueden visitarse las ermitas de la Magdalena y de Santiago (ambas del s. XII).
Para visitar esta montaña (profanada ecológicamente, con la colocación de varias torres de tendido eléctrico) hemos de partir de tres lugares diferenciados: La Collada (ruta más usada), Via Parada y Los Llanos. Desde La Collada tomamos el camino de La Llorera que sube empinadamente hasta la plataforma que sostiene a vega de les Capilles y a la capilla de "Abajo"; atravesamos la vega en dirección a la capilla de "Arriba", ambas recientemente restauradas. Rebasada esta, seguimos al sur para alcanzar la cima. Como travesía, descendemos a La Foz por una pista que enlaza en Los Llanos con una carretera.
En la cumbre del Monsacro y en algunas de sus estribaciones se localizaron varios túmulos y un hacha pulimentada, obra de pastores neolíticos que colonizaron estos territorios. De época posterior, sin mayor precisión a falta de excavaciones, es el castro del Pico Llera, en la parroquia de San Esteban. Más interesante resulta una lápida localizada en la falda del Monsacro hacia 1800, y llevada hasta Castandiello, de donde en 1956 pasó al Tabularium Artis Asturiensis. Se trata de una estela funeraria en la que aparece citado un grupo gentilicio, la gente Abilicorum. Las gentilidades eran organizaciones basadas en el párentesco, características de los astures prerromanos de la zona central y oriental. Tanto los nombres del dedicante Tiogilo, como los del difunto Vianeglo y su padre Segeo, que aparecen en la lápida, son prerromanos. Pone ello de relieve como en época de la dominación romana seguían vigentes algunas formas de organización indígena, quizás aprovechadas por los romanos en su esquema de organización administrativa y territorial.
Una tradición, documentada a partir del siglo XI, refiere como el Arca Santa, conteniendo numerosas reliquias, había sido trasladada desde Jerusalén a Toledo a comienzos del siglo VII, para evitar que cayera en manos paganas. Un siglo después, tras la invasión musulmana, los cristianos huyeron con ella a Asturias, guardándola en una cueva en lo alto del Monsacro, donde permaneció hasta su traslado por Alfonso II a la capilla de San Miguel, a comienzos del siglo IX, capilla que sería por ello conocida como Cámara Santa.
Diversas versiones de este relato, con evidentes contradicciones históricas, se documentan desde finales del siglo XI, recogiéndose una de ellas en el Liber Testamentorum, redactado a comienzos del siglo XII bajo la dirección del obispo Pelayo. La difusión de esta historia generó un movimiento peregrinatorio subsidiario desde Oviedo hacia la cima del Monsacro, ya que la estancia durante un siglo en ese lugar de las sagradas reliquias contenidas en el Arca había transmitido a la tierra y, por extensión, a todo el monte, el carácter de sagrado, razón por la cual los romeros sacaban tierra del pozo llamado de Santo Toribio. Ello no se contradice con que el monte tuviera ya con anterioridad cierto carácter de sacralidad, pues es sabido que en la religión antigua los montes eran divinizados. De hecho, el nombre del Aramo, del que el Monsacro es una estribación, es un teónimo que seguramente designaría a un monte o a un pico determinado y que luego se extendió a todo el cordal.
El Monsacro preside todas las tierras de Morcín. Enclavado en el centro de Asturias, su gran mole se alza sobre los caserios de este municipio, donde sus moradores le designan también con el nombre de la Magdalena. Es una montaña que a trechos enseña su calcárea peña y en otros su cubierta vegetal, herbácea por lo alto y arbórea en la base. Desde su cima se contempla, en días de buena visibilidad, la mas amplia panorámica de la región, desde el mar hasta la Cordillera Cantábrica. El Monsacro es una montaña plagada de historia, ya en época precristiana se impuso como lugar sagrado. En la montaña existen túmulos funerarios y sepulturas de la era megalítica y se documentan cultos primitivos a Teleno. En la actualidad pueden visitarse las ermitas de la Magdalena y de Santiago (ambas del s. XII).
C. Cabal opina que la ermita octogonal del Monsacro debe su traza poligonal al hecho de haber sido construida sobre la planta de un dolmen o túmulo dolménico cuya cámara funeraria se correspondería con el Pozo de Santo Toribio, antes citado. Y P. Carvallo nos informa que el recuerdo de Santo Toribio estaba tan enraizado en los dólmenes que la tradición popular asturiana lo consideraba, a efectos devocionales, como patrón de tales monumentos prehistóricos.
Para visitar esta montaña (hace poco tiempo fue profanada ecológicamente, con la colocación de varias torres de tendido eléctrico) hemos de partir de tres lugares diferenciados: La Collada (ruta mas usada), Via Parada y Los Llanos. Desde La Collada tomamos el camino de La Llorera que sube empinadamente hasta la plataforma que sostiene a vega de les Capilles y a la capilla de "Abajo"; atravesamos la vega en dirección a la capilla de "Arriba", ambas recientemente restauradas. Rebasada esta, seguimos al sur para alcanzar la cima. Como travesía, descendemos a La Foz por una pista que enlaza en Los Llanos con una carretera.
Saliendo de Oviedo en dirección sur, en el concejo de Santa Eulalia de Morcín nos encontramos con la mole rocosa del Monsacro, montaña sagrada ancestral. El itinerario para alcanzar el lugar se encuentra en Rutas de Asturias, de Magín Berenguer, una de las mejores guías existente del Principado. Se puede subir en vehículo por la pequeña carretera de San Sebastián de Morcín y luego a pie, de los 150 a los 800 metros de altura, se alcanza la Silla del Obispo, y, a unos trescientos metros, una pequeña meseta cercana a la cumbre llamada la Majada de las Capillas, por las dos capillas medievales que allí se encuentran, denominadas capilla de abajo y capilla de arriba por su situación geográfica relativa a los extremos que ocupan, las cuales se hallan separadas por el Prau del Ermitaño.
Carlos María de Luis, en una serie de artículos publicados en 1985 en el diario La Voz de Asturias, y más concretamente en el que lleva por título Tras la huella de los Templarios, describe los templos del Monsacro y explica la tradición dolménica, basada en el pozo de la ermita octogonal, que es un pozo dolménico. También basa esta tradición en el nombre que recibe dicho pozo: el pozo de Santo Toribio. La convergencia fonetica con una lengua indígena prerromana, Taurus, cuyo equivalente medieval es Turo, significa montículo, y de estas raíces saldría el nombre de Toribio.
En los otros artículos de dicha serie se habla de las leyendas del Monsacro, basadas en el Arca de la catedral de Oviedo, que estuvo en la cima del monte, y de los extraños monjes del Monsacro.
La capilla de abajo, datada en el siglo XIII, es de nave rectangular y ábside en cabecera semicircular, orientada al este y cuyo estilo denota un románico tardío. Esta dedicada a la Magdalena y probablemente es lo único que queda de una posible encomienda.
Pero nuestro mayor interés se centra en la capilla de arriba o de Nuestra Señora del Monsacro, que confiere al enclave su mayor misterio.
Es una capilla de planta octogonal que por su estructura corresponde al románico, pero la ausencia de elementos arquitectónicos secundarios hacen imposible saber a que período concreto. Si perteneció al románico primitivo o al románico tardío es cuestión que suscita polémicas actualmente sin solución.
A lo largo del tiempo a sufrido varias reestructuraciones habiéndole sido añadidas cada una de las cuatro partes de las que consta, siendo la nave octogonal de lados desiguales y mampostería irregular la más antigua.
La portada situada al Noroeste con signos de haber sido restaurada en diferentes épocas, es sencilla y sin decoración. Al Oeste tiene una pequeña ventana y unos curiosos huecos, dos por cada lado del octógono, en la parte superior de los muros a unos dos tercios del suelo.
En el lado Este del octógono tiene un ábside de dos tramos: uno rectangular y otro semicircular con sillares tallados, aunque en su casi totalidad esté levantado con mampostería irregular. Es también de estilo románico y de no mucho tiempo después a la construcción principal. Interiormente estuvo cubierto de pinturas, algunas de las cuales alcanzó a ver y fotografiar J.M. González en 1958 pero que hoy han desaparecido, representando escenas de la Virgen con el Niño y una curiosa vista de la ermita de abajo por su cara sur.
Junto al ábside, en el lado Sureste, se encuentra un recinto trapezoidal irregular excavado en la propia caliza de la ladera que se denomina la "Cueva del Ermitaño". Su cubierta y arcos son de medio punto, por lo que se deduce su origen igualmente románico.
En el interior de la capilla el empedrado del suelo parece haber sido retocado recientemente, perdiendo su disposición primitiva, mientras que en el lado Sur conserva un curioso altar hueco que cubre un pozo de un metro de profundidad, el "Pozo de Santo Toribio"; donde se cree estuvo el Arca de las Reliquias de la Cámara Santa de Oviedo, después de su desembarco en Luarca procedente de Tierra Santa, tal como recoge Jesús Evaristo Casariego en su obra El arca de las reliquias... Este pozo actualmente no tiene agua, pero la gente extraía tierra milagrosa. Cerca de las dos capillas se descubrió una necrópolis precristiana de tipo tumular, lo que le confiere al lugar su carácter sagrado más ancestral. En Los enclaves templarios, Juan G. Atienza nos dice que “casi sin lugar a dudas, la religiosidad inspirada por aquel espacio fue asimilada también por anacoretas de los primeros tiempos del Cristianismo”.
Finalmente, la cuarta parte de la construcción son las bóvedas, realizadas en piedra porosa ligera traida de otro sitio, mientras que los muros están elevados utilizando la caliza tan abundante en el Monsacro. Además, la bóveda del octógono se sustenta internamente mediante arcos ojivales cuyos nervios se unen en el centro, solución típicamente gótica y por tanto posterior al resto de la capilla.
Tal como señala Rafael Alarcón, en A la sombra de los templarios, "esto podría carecer de importancia si no fuera por las consecuencias que de ello se derivan para la estructura general del edificio. Efectivamente, M.A. Cadrecha apunta la hipótesis de que primitivamente la cubierta del octógono fuera de madera con un apoyo central en forma de columna, bien de madera o de piedra, que encajaría en el extraño hueco del suelo en el centro del octógono. Volvemos a encontrar pues -dice Alarcón- el esquema de la columna central, el "Axis Mundi" o "Arbor Vitae", en un edificio poligonal. Pero hay algo más: es muy posible que junto con la existencia de un soporte central ligado a él debamos suponer la presencia de un segundo piso interior en la capilla, realizado en madera, que se sustentaría tanto en la supuesta columna central como en los muros laterales, en éstos mediante los curiosos huecos, ya señalados, que cual mechinales aparecen emparejados en cada lado del octógono.
Con todos los elementos citados obtenemos una composición de conjunto en la que la distribución espacial del edificio en su forma original nos remite al esquema general tantas veces citado en relación con las capillas poligonales del Temple: la cueva, el altar inferior, el árbol central, la estancia superior. Esquema que hemos visto repetido en San Baudelio de Berlanga, la Vera Cruz de Segovia y la Rotonda de Tomar...
Pero los enigmas de la capilla octogonal del Monsacro no terminan en su peculiar estructura y en sus posibles variantes sobre el modelo original, antes bien, comienzan con dicha estructura y su posible funcionalidad sincrética perpetuando cultos "paganos" ancestrales.
C. Cabal, en su obra Alfonso II el Casto, opina que la ermita octogonal del Monsacro debe su traza poligonal al hecho de haber sido construida sobre la planta de un dolmen o túmulo dolménico, cuya cámara funeraria se correspondería con el Pozo de Santo Toribio, antes citado. Y P. Luis Alfonso de Carvallo, en Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, nos informa que el recuerdo de Santo Toribio estaba tan enraizado en los dólmenes que la tradición popular asturiana lo consideraba a efectos devocionales, como patrón de tales monumentos prehistóricos.
En realidad -continúa refiriéndonos Alarcón- no se trata más que de la cristianización sincrética de antiguas piedras sagradas, tras el "anatema sobre los adoradores de piedras" lanzado en los primeros tiempos del cristianismo. Así, sobre los sagrados dólmenes surgen las sagradas iglesias, como es el caso de las asturianas emplazadas en Abamia, Mian y Cangas de Onís, de cuya cripta dolménica los devotos extraían tierra milagrosa y curandera, tal como nos recuerda Atienza en sus obras Guía de la España Mágica y Los supervivientes de la Atlántida.
Sobre la historia de este singular enclave, señala el propio Atienza que “el rey Fernando II de León entregó el Monsacro a un fraile, Rodericus Sebastiánez, sin más especificaciones, pero que pudo ser, seguramente, un frater templario, si recordamos los favores que este rey leonés concedió a la Orden.
Por su parte, Alarcón, nos explica que no existe documentación que atribuya estas capillas a una congregación o comunidad especifica, salvo un documento del Rey Fernando II de León, fechado a 1 de Julio de 1.158, por el cual otorga el territorio comprendido entre la meseta y la cumbre del Monsacro a unos fratres de Monte Sacro, por lo que parecería lógico atribuir a estos fratres la construcción de estas capillas. Pero, ¿quiénes son estos fratres misteriosos? El documento real hace referencia a fratres: hermanos, y no ermitaños o monjes. También dicho documento se refiere a una comunidad ya establecida y no a una que se crea como consecuencia de la donación. ¿Se trata de "fratres milites" o "freyres milites", denominación habitual de los hermanos del Temple durante el medievo?
Otros indicios que afianzan más la teoría de que estas capillas son de origen templario y que nos encontramos ante una encomienda templaria son:
1.- El enclave geográfico de origen mágico-sagrado: el hecho de haber descubierto en el asentamiento de la capilla circular un conjunto tumular de origen megalítico, con elementos considerados talismanes y dólmenes de la misma época, uno de los cuales yace debajo de esta capilla, hace pensar en la convergencia sobre este enclave concreto de fuerzas telúricas, aspecto muy valorado por los Templarios a la hora de situar sus capillas octogonales con fines iniciáticos.
2.- La adoración en esta capilla de una Virgen Negra, Ntra. Sra. del Monsagro, de origen atribuido a varias leyendas y hoy perdida por los avatares de la Guerra Civil, otra característica de los Templarios.
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