26.9.19

Shakespeare no existio, Francis Bacon y Marlowe si.

"EL UNICO DEBER QUE TENEMOS CON LA HISTORIA ES REESCRIBIRLA"
 Oscar Wilde 


"Shakespeare es un producto del Imperio Britanico"


Hay una fascinante historia de misterio y conspiración que camina junto a la figura de William Shakespeare (1564 - 1616), ya que son cada vez más los que creen que en realidad este autor no escribió ninguna de sus obras.
 Comencemos:


Francis Bacon, 1561-1626), fué un filósofo, político, abogado y escritor, inglés, considerado una de las mentes más brillantes del siglo XVII, y de cualquier otro siglo. Fue un personaje histórico de la corte de Isabel I de Inglaterra. Pero tiene una vida muy misteriosa, que ha dado lugar a grandes especulaciones.

El primer gran misterio, es su verdadera filiación. Su padre legal fué Sir Nicholas Ba­con, Lord Guardián del gran Sello, de la reina Isabel I. Pero en el libro "El Código Shakes­peare", su autora Virginia M. Fellows nos expone la teoría de que fue en realidad hijo secreto de la reina Isabel, que se habría casa­do en secreto con su amante.
Fue un gran filósofo precursor del humanis­mo moderno, con un gran interés en el progre­so de los conocimientos. Su objetivo era la investigación en libertad en todas las manifes­taciones de la ciencia, la cultura y la religión. Su trabajo proporcionó la base filosófica para las revoluciones científicas e industriales de los siglos posteriores.
Pero aparte del misterio de su verdadero origen, Virginia Fellows, mantiene la hipótesis de que debido al miedo y las intrigas proveniente de su origen, (pues quizás su madre pensase que podía exigir sus derechos dinásti­cos), decidió escribir su biografía de una for­ma cifrada, a través de unos escritos literarios que habría utilizado como tapadera, bajo la figura de un actor y propietario de un teatro londinense, llamado William Shakespeare, así como otros nombres como Christopher Marlowe, Edmund Spenser, o Robert Burton, el autor de la "Anatomía de la melancolía".

Pero Fellows en su libro, va mucho mas lejos, recogiendo unas investigaciones realiza­das hace 100 años por otros autores que ras­trearon y decodificaron en todas esas obras literarias de la época isabelina. En la Autobio­grafía descodificada de Bacon, se señala que toda esa magna operación literaria, tuvo su origen en una aparición ultraterrena que tuvo Francis.

En 1579, (con 18 años de edad), se mudó a una especie de Colegio para aristócratas, para su formación cultural y legal. Según su diario, una noche en que estaba deprimido al saberse negado por su propia madre, comenzó a leer la Biblia y fue a parar al Proverbio que dice: 
 
"La gloria de Dios es ocultar algo, pero la gloria de un rey es averiguarlo"

De repente notó un cambio en la atmósfera de su habitación, y según sus palabras:
"Aparece una llama de fuego que llena todo el espacio, y obscurece nuestros ojos con su gloria celestial. Y de ella sale una voz divina, (...) que habló así: "Hijo mío, no temas, asu­me tu fortuna y tu honor. (...) Todos los cami­nos de tu vida demostrarán que no eres un hombre común... (...) Algunos hombres se toman grandes gracias a su ingenio, porque aprovechan la corriente de los asuntos de los hombres y ésta les conduce a una gloriosa for­tuna".

"Recuerda lo que acabas de leer, que la Di­vina majestad se complace en esconder su trabajo, como si fuera un juego de niños, para que sea descubierto. Sigue el ejemplo del Altí­simo, así que aléjate del aplauso popular, y escribe una historia de tu época, y envuélvela en enigmáticos escritos e ingeniosas mixturas del teatro, y a su debido tiempo será descu­bierta".
"Porque un día nacerá en este mundo, (no en años, sino en siglos), un hombre cuya men­te flexible y obediente, nosotros, los del mundo sobrenatural, con nuestro mejor es­fuerzo y atención especial, habremos de mol­dearla y transformarla".
"Y este hombre, guiado e impulsado, con nuestras in­dicaciones del camino, bus­cará y encontrará el origen, y las pistas desordenadas y confusas. Porque los hom­bres le llamarán loco, pero comprobarán al ensayar y estudiar tu plan, que tras un gran y enorme trabajo, el secreto se descifró". Y en­tonces la voz que oímos cesó y se desvaneció".

Hay que señalar que toda esta autobiografía está compuesta de frases saca­das de las obras de Shakes­peare y del resto de autores contemporáneos, ordenadas de la forma indi­cada según la clave utilizada por Bacon.

Independientemente de la veracidad o no de esta faceta esotérica de "contactado" de Fran­cis Bacon, parece claro como indica Fran­ces Yates, que Bacon estaba vinculado con algunos de los movimientos intelectuales más misteriosos y secretos de su época, aunque no es clara la conexión directa de Bacon con los Rosacruces.

Yates sostiene que la iniciativa de Bacon sobre la promoción de la enseñanza se encon­traba muy ligada con el movimiento Rosacruz alemán, mientras que en la obra "La Nueva Atlántida", Bacon presenta una tierra que es gobernada por los Rosacruces. Probablemente él consideraba que su movimiento por la pro­moción del aprendizaje se encontraba alineado con los ideales de los Rosacruces.

El final de su vida fué un cúmulo de circuns­tancias misteriosas, tanto que existe la sospe­cha de que organizó una "falsa" muerte, para alejarse del mundo, y vivir por Europa o in­cluso América, nuevas experiencias.

Los rosacruces hablan de una "muerte filosó­fica", un morir al mundo más que una muerte física. El individuo que "moría" así, se retira­ba a una vida contemplati­va en una ubicación secre­ta, continuando su trabajo de incógnito.

Curiosamente su secreta­rio personal estaba planifi­cando un viaje al extranje­ro, justo en las fechas de la "muerte" de Bacon.
Por eso en el aire perma­nece la duda sobre si fue Bacon uno de los misterio­sos escritores cuyos traba­jos y tratados místicos so­bre ocultismo y alquimia espiritual, se imprimieron prolíficamente en Holanda y Alemania, en la primera mitad del siglo XVII.


En 1857 Delia Bacon planteó que las obras atribuidas a Shakespeare fueron concebidas por un grupo de escritores, relacionados con el genial estadista, filósofo e iniciado Francis Bacon; pretenderían con ello inculcar en la mentalidad de las gentes –discreta y eficazmente– un sistema filosófico oculto tras una apariencia superficial, por la cual no deseaban asumir la autoría de las mismas. [...]
Desde entonces se han sucedido una larga serie de estudios que pretenden demostrar la existencia de códigos secretos, utilizados para ocultar diversos mensajes en las obras de Shakespeare y de Bacon.Todas ellas –las impecablemente argumentadas y las de apariencia más descabellada– se desprecian como inaceptables dentro de los círculos académicos, tanto por considerarse muy distintos los estilos literarios de Shakespeare y de Bacon, como porque la desbordante actividad de este último sería incompatible con la plasmación de la voluminosa obra shakesperiana.

Similar escepticismo suscitan los estudios que presentan como autores a Marlowe, el Conde de Oxford u otros escritores, que compartieron una relación personal con Bacon. Y sencillamente se ignoran los múltiples argumentos y evidencias que cuestionan la preparación de Shakespeare para ser el único autor de todo lo publicado bajo su nombre (1)

DE VICENTE, Enrique, "Editorial", Año/Cero, febrero 2008, pág. 3.


Shakespeare, creador de la masonería
Las estupendas páginas de Sirfrancis.org están dedicadas al estudio de la figura y la obra del genio renacentista Francis Bacon. Incluyen multitud de textos valiosos y unas cuantas extravagancias, todas ellas de provechosa o placentera consulta.

Es sabido que se ha atribuido a Bacon la creación de un personaje, William Shakespeare, cuyo avatar humano no parece responder a las características de alguien capaz de escribir Hamlet
No es el menor de los prodigios que sus fans le atribuyen en dichas páginas.Por otro lado, como otros pensadores que, a lo largo del siglo diecisiete, acudieron a la figura de Salomón para expresar sus ideas sobre el conocimiento y la fe (véase el Tratado teológico-político de Espinosa), Bacon describió, en La nueva Atlántida, una Casa de Salomón cuyos científicos encarnaban ese perfecto equilibrio entre ciencia y fe al que acaso aspiraban los hombres que crearon la Gran Logia de Inglaterra.

No ha hecho falta más a los fans Sir Francis para atribuirle también la invención de la francmasonería.Y de ahí la peregrina sección de Sirfrancis.org titulada Shakespeare, creador de la francmasoneria, en la que se descubren entre otras cosas las claves masónicas de La tempestad.

Shakespeare No existió: era un palurdo, tras el que se escondía Francis Bacon y varios clones

¿Un dramaturgo que es actor? , qué raro.
Era un cateto, cazador furtivo, comerciante y especulador inmobiliario, cuya mujer era analfabeta y su padre guantero, y que en lo alto de la fama vuelve a su pueblo a reclamar unos chelines a un vecino. 
Escribe Otelo sin entender su fuente italiana, que no había sido publicada al inglés, al igual que el Hamlet francés de Belleforest, que también plagio Kyd y luego otra vez el supuesto Shakespeare.
EN SU EPOCA No HABLABAN INGLÉS REAL, SINO GERMÁNICO
En la época de Francis Bacon, las masas hablaban una especie de dialecto germánico y la aristocracia, francés, por eso a Francis Bacon le consideramos  el inventor sistematizador del inglés. 
El fin de estar obras era unificar el país en una sola lengua, a petición de la Reina de Inglaterra Isabel I.
Shakespeare sería el anagrama (=es una palabra o frase que resulta de la transposición de letras de otra palabra o frase) de una sociedad secreta formada por Francis Bacon y John Dee, quien fue el fundador de los rosacruces y de los servicios secretos británicos, incluido el mito del 007 James Bond
Bram Stoker, el legendario autor de Drácula, perteneció a esta logia siglos después. 
SHAKESPEARE ES UNA PALABRA CLAVE ANAGRAMA QUE SIGNIFICA “BATIR LA LANZA”
La lanza es un símbolo esotérico masónico celta-egipcio ancestral, fálico y de poder. Tener la lanza significa tener el poder, de ahí el mito de la Lanza de Longino en manos de Hitler. Con el nombre de Shakespeare la logia de Francis Bacon mostraba el poder del grupo para transmitir su mensaje de una manera oculta.
El actor Derek Jacobi, Dawkins, Francis Carr, Charles Chaplin, Mark Twain, Charlton Ogbum, Tom Bethell o Mark Rylance, director del teatro Globe de Shakespeare en Londres y otros muchos autores, como William Henry Smith en 1856, niegan de la autoría de Shakespeare. 
Resulta extraño que un paleto que llega a Londres a trabajar -huido por ser cazador furtivo- a limpiar las caballerizas en los teatros y luego pasara a ser tramoyista, actor,etc. llegue a ser un mito literario. El famoso filólogo J.M. Valverde reconoce que en Macbeth “la canción de Brujas procede de The Witch de Middleton…”.

«Anonymous» contra William Shakespeare
REUTERS


CONTRADICCIONES SIN FIN
Hay muchas contradicciones, el que se supone emplumaron como testaferro de Shakespeare, era -casualmente como la mayoría de los periodistas de la actualidad- un actor sin estudios de Stratford Upon Avon , que además no era noble, por lo que es extraño que hablara con tanta exactitud de la aristocracia o de temas jurídicos.

Su mujer era una campesina analfabeta, y es raro que alguien como él no le enseñara al menos a escribir. Se retiró muy joven a los 40, en la cresta del éxito, y vuelve a su pueblo a contemplar margaritas y a demandar a un vecino por 35 chelines de Malta, algo que sólo cuadra si es un primo-tapadera de Shakespeare.
Usaba un colaborador en su madurez, se publicaron sus sonetos sin su colaboración en 1609, no se le brindó ningún homenaje cuando falleció en 1616, su testamento parece el de un labriego no el de un autor consagrado, sin ninguna referencias al legado de sus obras pero si, por ejemplo, a su cama, de nuevo una referencia insólita. 

Su tumba está con inscripciones hechas a mano, algo raro para un personaje de su categoría.
Cuando se publicó Otelo su fuente original en italiano no se había publicado en inglés y Shakespeare no sabía italiano ni tampoco la fuente del Hamlet francés.

Se han detectado hasta seis firmas distintas de Shakespeare. Todas sus biografías son especulativas. Todo con un fin: crear un mito nacionalista para adorar y unificar la lengua inglesa.
Seis firmas distintas de Shakespeare.
Su amigo, Ben Jonson da a entender algunas veces que él no era el autor de sus obras y decía “poseía un escaso latín y un poco de menos griego” y Shakespeare lo da a entender en El Soneto 76. “Por qué escribo yo… siempre lo mismo…Bien que cada palabra revela mi nombre/Revela su nacimiento e indica su procedencia”. Keats lo define como “camaleónico”, escondido en los personajes, claro: es que eran tantos autores que a veces no se reconocía ni al propio Bacon detrás.
Sigmund Freud (otro fake, por cierto, prefabricado por Tavistock- el centro de inteligencia en manipulacion de masas -  y su sobrino Edward Barneys, el creador de la primera empresa de RRPP - el mayor manipulador de masas del siglo XX) y Orson Wells (otro illuminati propagandista)  pensaron que Shakespeare era el autor Edward de Vere. 

Otros creen que era otro poeta llamado Christopher Marlow. Francis Carr piensa, rizando el rizo y seguramente erróneamente, que Francis Bacon era el autor de las obras de Shakespeare y el Quijote; de hecho algunos dicen que Shakespeare y Cervantes que murieron el mísmo día.
El nigromante iluminati Sir Francis Bacon, autor de la mayoría de las obras de Shakespeare, junto con otros nombres de su sociedad secreta y de la corte inglesa como Marlow. 

Que lo de Shakespeare fue un montaje es tan claro como que su primer obra Enrique VI se presentó como anónima en 1590, escrita “quizá con colaboración de Marlow”, según J.M. Valverde, en su edición española de Hamlet.
Osea un cateto plebeyo  va a Londres a triunfar con obras aristocráticas ¿pero no que quiere se conozca su nombre en su primera obra?. Esto es intragable. En 1611 ni se preocupa por las ediciones completas de su obra, sencillamente porque el cateto que hicieron pasar por Shakespeare era un bluff-montaje.
Bacon era humilde y muy famoso, no necesitaba más fama, además de iluminati mason amante del secretismo. Un conocido ensayista y (contra)periodista inglés llamado William Comyns Beaumont del Daily Mail también afirmaba que Bacon era Shakespeare.

El elegante estilo de Bacon y Shakespeare se parecen mucho, según ya nos confirmó During -Lawrence en 1910.
Eso sí, quien fuera el autor, y a diferencia de plomífero Cervantes, el autor o autores de las obras de Shakespeare destila en ocasiones un estilo bello, solemne, cultísimo, poético, esencial, de potentes metáforas, comparaciones rutilantes y efectivas y adjetivación precisa, un superclase escribiendo.  
Machado lo definió como “poeta de poetas”:
“¡Ser o no ser: He aquí el problema!
¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir…, dormir; No más!¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne!¡He aquí un término devotamente apetecible!¡Morir…, dormir! ¡Dormir!…¡Tal vez soñar!
Una de los versos de Shakespeare en Como Gustéis se nota demasiado que son de Bacon, quien siempre escribía sobre la poética de la ilusión y la transitoriedad:
“El mundo entero es un teatro/hombres y mujeres sus actores/con sus entradas y salidas…”
Una buena definición de la mentira del mundo. Se dice que Shakespeare o Bacon no supo que título poner y preguntó a alguien cuál poner y éste dijo: “Como gustéis”, de ahí el título.
Pues bien en su poema La vida del hombre, Bacon escribe en un tono similar:
“El mundo es una burbuja y la vida de un hombre, menos que un suspiro/en su concepción equivocada de la cuna a tumba…”.
En Hamlet y todas sus obras se repite este estilo más propio de un esotérico espiritualista que de un dramaturgo mundano: “todo lo que vive ha de morir, pasando a la eternidad a través de la Naturaleza”….”Nadie tiene lo que deja, que es dejar antes de tiempo”.

Esta idea antivanidad explica que Bacon no le importara ser conocido, ya que todo el montaje era un mandato de la reina y se trataba de un sabio nigromante rosacruciano iluminati secreto, más allá de las luces de la fama.
Además, curiosamente el cristianismo apenas aparece en Shakespeare algo lógico, si el autor es un rosacruciano (uno de los personajes de Hamlet es Rosankrutz y Osric, de Osiris, nombre masónica egipcio: se notan las bases masónicas de Bacon y cia)
Hermosa pluma, sí, pero sus obras o dramones quedan tan anacrónicas como las de Cervantes, son coñazos a cámara lenta con una temática temporal que no interesa ni a Dios, con deslumbrante lenguaje en ocasiones, muy propio del sabio iluminati Bacon -por cierto, uno de los creadores del método científico, además de mago esotérico- pero que si somos sinceros, duermen a las ovejas contemplados en conjunto o en una hora de visionado in vivo.

La constatación histórica de que la autoría de sus muchas obras corresponde a Shakespeare proviene del volumen conocido como Primer Folio, un documento datado en 1623 que relaciona numerosas de las obras más importantes de la lengua inglesa y nombra a los autores de éstas. Y a partir de aquí empiezan los misterios. 

Ni siquiera se sabe con inequívoca seguridad que existiera un actor llamado William Shakespeare, dado que este apellido podría bien ser un seudónimo. La traducción de dicho apellido significa “el yelmo de Minerva”, y según la tradición este yelmo hacía invisible a su portador; con lo que estamos ante lo que podría ser en realidad un “nom de plume” escogido haciendo buena gala del particular humor inglés.
Pero hay muchos más elementos que invitan al escepticismo.  
Para construir muchas de las obras firmadas por Shakespeare, el autor debió ser versado en cantidad de obras italianas, españolas, griegas y latinas. Ni que decir tiene que este material estaba accesible tan sólo en su lengua de origen y muy pocas más, lo que exige un gran conocimiento de tales idiomas. Sin embargo, Shakespeare no fue a la universidad, ni se conoce que viajara nunca fuera de Inglaterra, y en el mejor de los casos estudió en la escuela pública de su pueblo.
Entonces parece muy poco probable que alguien con un historial académico tan limitado fuera capaz poseer el alto nivel cultural que plasman las obras del literato. Incluso llegó a crear gran cantidad de nuevos vocablos que han sido implantados en la lengua inglesa. Una sospecha más, tras su muerte se descubrió un muy elaborado testamento, detallando los bienes de este.  
¿Cuántos libros figuraban entre las posesiones de Shakespeare?... Ninguno. 
Algo muy raro en un escritor, quien normalmente vive inundado de textos. Por otro lado, parece claro que quien quiera que escribiese Romeo y Julieta no había puesto nunca un pié en  Verona, por lo que en este caso si se sostendría la teoría de que está escrita por alguien poco ilustrado.
T. S. Elliot, Nobel, poeta y dramaturgo y uno de las grandes plumas inglesas, considera Hamlet con toda razón “un fracaso artístico”. 
Bernard Shaw decía que Shakespeare escribía mal.

Como en Cervantes todo está mitificado en Shakespeare, carece de profundidad y visión del mundo unitaria. Es un mito, aunque positivo. ...para las masas. 
Que sea todo mentira les da igual, porque la vida y la muerte de estos psicopatas en el poder  son una farsa de cabo a rabo.
Resumiendo, lo de Shakespeare es un montaje mediático cultural ....con Shakespeare nos venden un mito nacionalista y una nueva lengua , que fue creación de Francis Bacon.
Toda la historia ha sido reescrita en varias ocasiones. Y hay que volver a investigarla para conocerla.

Shakespeare era otra mentira más , supervalorada e inflada que  aburre  con unos dramones anacrónicos y densos . Detras del cual estaban los de siempre:
SOCIEDADES SECRETAS ILLUMINATI. 
Francis Bacon y adlateres. 
Él mismo fue otro títere a su vez de personajuchos que no aparecen en la historia acádemica  que nos cuentan.
Nadie va a decir la verdad sobre Bacon;
Y es que ahí hay mucho: Francis Bacon.
Él (o su gente) fue quien hizo la traducción de la Biblia que casi todos los angloparlantes utilizan hoy (la Biblia de James I, que a su vez es la fuente de muchas traducciones en otras lenguas).
A él (o a su gente) le debemos nuestra maravillosa ciencia (“Novus Organum”; hablo de ella en “La Rueda…”).

Él (o su gente) firmó el primer pufo pseudo-atlantidoide (“Nueva Atlántida”; libro preferido de la Blavatsky, de Besant, de Wells, y de toda la panda).
Y a él ( o a su gente) le debemos, la cultura británica moderna y todo el pack que viene con ella (el empirismo, the Royal Society, el puritanismo cristanoide, Gray´s Inn, el parlamento, y después el maldito imperialismo).
Bacon: he ahí una de las claves. De porqué la Biblia anglicana no es ninguna Biblia, sino un folletín rosacruciano. De porqué creemos como locos en todo lo que nos dice Discovery Channel, la revista Science, y toda la divulgación científica. De por qué todos hablamos inglés, y porqué todos acabaremos hablando SOLO inglés. Ahí está una de las claves de porqué estamos completamente dormidos.
ttp://contraperiodismomatrix.com/?p=5331


Hay una página
http://doubtaboutwill.org/declaration
que anima a investigar sobre la identidad del autor de Romeo y Julieta, pues piensan que hay serias razones para dudar de que fuera el Mr. Shakspere (sic) de Stratford al que ésa y otras obras suelen atribuirse.

Al parecer, Mr. Shakspere (el nombre aparece escrito de distintas formas) fue un hombre de negocios de quién, mientras vivió, nadie sospechaba se dedicara a escribir. Es más, manuscritas sólo se conservan de él unas pocas firmas en documentos legales, incluyendo el testamento, y la debilidad del trazo hace sospechar que no tenía mucha práctica en la escritura e incluso que pudiera no haberlas firmado él.

En cuanto al testamento, no menciona libros, poemas, obras de teatro, instrumentos musicales… y está firmado como Shakespeare, pese a que el autor teatral Shakespeare era por entonces ampliamente conocido. ¿Acaso rehuía este hombre la fama, incluso en sus últimas voluntades?
La página desgrana muchos más detalles. Casi todas las evidencias de que el señor Shakspere de Stratford fuera el autor teatral son póstumas, se generaron después de su muerte. Hay una muy curiosa. Una estatua en Stratford dedicada a Shakespeare muestra claramente a un escritor, pero resulta que no es la misma erigida en homenaje a Shakspeare a principios del siglo XVII
Un bosquejo de la obra original realizado por un anticuario en 1634 muestra a un hombre con bigote que sostiene un saco, y no pluma y papel, como apareció luego. En algún momento, según los registros, el monumento “se reparó” y debió alterarse convenientemente.
De Homero, se dice, no sabemos nada, salvo que fue un gran escritor. De Shakspeare, en cambio, cuanto más sabemos menos escritor nos parece. La lectura del manifiesto a favor de un mayor escepticismo y un aumento de la investigación sobre el autor de Macbeth y Otelo resulta, al menos para los iletrados en el asunto, apasionante, y ciertamente despierta dudas razonables sobre el conocimiento comúnmente admitido.
http://www.ibnasad.com/ 

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El profesor Conejero dice que Shakespeare plagió y escribió obras deleznables






"William Shakespeare no era un escritor, era un genial carpintero del teatro, un actor que copió y plagió maravillosamente de los texos que había en su época, al tiempo que escribió obras deleznables y es dudoso que los textos que manejamos sean realmente de él..., ya está bien de adorar al santo", . dijo ayer el catedrático Manuel Ángel Conejero, presidente de la Fundación Shakespeare de España, en el transcurso de la presentación en la que con su humor consiguió eliminar cualquier tono académico de la edición bilingüe de La tempestad que ha públicado la editorial Cátedra.Conejero llegó a decir que obras como Pericles o Cimbelino no hay quien las lea:
 "La fierecilla domada es lo más execrable que se ha escrito en teatro, se puede afirmar rotundamente que es detestable..., ¿cómo es posible que quien escribió Coriolano y Hamlet escribiera también esas tres impresentables versiones de Enrique VI?".

No obstante, también surgió su conocida pasión por el autor inglés: "Eso sí, el producto de sus plagios y textos de dudosa procedencia está lleno de maravillas, además era un sonetero insuperable y cada soneto suyo es una reflexión dramática, germen de cualquier representación", dijo.

El profesor Conejero no ocultó que estas cuestiones y otros interrogantes en tomo a Shakespeare siempre surgen en todos los floros internacionales que se celebran: "Siempre es un debate que llevamos a cuesta los expertos, pero es importante que el espectador y el lector medio también lo sepan".

Autores como Petrarca, Montaigne, Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz fueron mencionados por Conejero como es critores a los que Shakespeare plagiaba: "En La tempestad hay fragmentos enteros copiados de Montaigne, que era aburridísimo, pero sus textos, puestos en los persona jes del romance de Shakespeare, son sobrecojedores".


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Los plagios de Shakespeare

¿Y si el Bardo no fue el genio que creemos? George North se cruza en el camino del inglés con un libro desconocido hasta ahora del que el dramaturgo pudo copiar, al menos, 11 obras





Un informático aficionado y singular y una estudiosa literaria, Dennis McCarthy y June Schlueter. Una extraña pareja. Un equipo insensato e intrépido, también brillante, para poner boca abajo el canon y anunciar el mayor descubrimiento relacionado con William Shakespeare de las últimas décadas. El hallazgo de una fuente hasta ahora desconocida. El libro «A brief discourse of the rebellion and rebels». Obra de un tal George North. Que habría nutrido de forma sustancial no menos de 11 obras del dramaturgo inglés. Hablamos de repeticiones de palabras imposibles de asumir si no es mediante la reproducción consciente. De trasvases de ideas. De préstamos ideológicos y de estilo que van del rarísimo y misterioso texto firmado por North a algunas de las obras más veneradas e influyentes de la historia de la humanidad.

North, contemporáneo de Shakespeare y, dicen, embajador en Suecia, era primo de Thomas North, reputado traductor al inglés de las «Vidas paralelas» de Plutarco, tan presentes en varias obras de Shakespeare. Se trata, en fin, de un político e intelectual cercano al hombre del que sí sabíamos que había contribuido a enriquecer los textos de Shakespeare. Por ejemplo en «Antonio y Cleopatra» y en «Julio César». Pero asombra que nadie hubiera citado el texto de George. Olvidado de todos. E inédito durante siglos. Que fuera posible que pasara desapercibido en un mundo tan insistente y laborioso, y tan volcado a masticar, analizar, desbrozar y deglutir cada palabra y cada pista, cada influencia y homenaje, como el de los estudios shakesperianos.

Para encontrar los paralelismos McCarthy usó un software bastante popular en los departamentos universitarios, WCopyfind. Lo utilizan los profesores que salen a cazar plagios en los trabajos de sus estudiantes. Cuando creyó tener suficientes pruebas, y los que saben del asunto afirman que acumula una montaña, acudió a Schlueter, profesora emérita de inglés en el Lafayette College en Pensilvania y fundadora de la revista «Shakespeare Bulletin». Estupefacta por el rigor matemático de las catas y la solidez del caso desde el punto de vista de la literatura comparada, Schlueter propuso publicar juntos el «A brief discourse of the rebellion and rebels» de North con profusión de notas y observaciones. Había que explicar mejor los trasvases entre el oscuro diplomático y el genio. Sin olvidar que, a la luz de sus investigaciones, y aunque Shakespeare toma elementos de forma literal, no estamos ante un caso de plagio en el sentido más vulgar.

Sí, hay reflexiones de North e imágenes literarias que van de su opúsculo a los diálogos y la construcción de no pocos personajes. Pero no basta con la mera repetición. Shakespeare trabajaba con el método de Picasso. Nada de copiar, que es cosa de espíritus melifluos: se trata de robar. 
Y a partir del robo, construir algo nuevo, visceral y flamante. Una forma de trabajar, de edificar a partir de lo previo y aprovechar enseñanzas, común en la cultura popular. Por ejemplo en el blues. El libro de McCarthy y Schlueter demuestra hasta qué punto Shakespeare, por muy genio que fuera, estaba en lo suyo con la mentalidad del artesano y el cómico, del empresario y el director de escena. Pero no, nunca, con el aura, la afectación o el fingimiento del artista intransferible, original y atormentado: eso, la pose arcangélica, singular y única, no llega hasta el romanticismo.

McCarthy, por cierto, llegó al escritor después de publicar en 2011 «Aquí hay dragones: cómo el estudio de la distribución de animales y plantas revolucionó nuestra visión de la vida y la Tierra». Un fascinante volumen de biogeografía que le conduce, años más tarde, a cuestionar si podría aplicar la metodología de su estudio al campo de la literatura. De ahí al monstruo de Stratford-upon-Avon solo le separaba un salto.
«Ningún erudito de Shakespeare había estudiado este manuscrito», comentan McCarthy y Schlueter en el texto. Lo descubrieron tras cotejar los hallazgos de McCarthy y contratar a un detective literario. Su objetivo, dar con la brumosa pero evidente fuente. Añaden que «Tal y como nuestro análisis ha revelado, este libro no es solo el único documento nunca copiado que ha tenido un impacto sustancial en el canon, sino que además se trata de una de las fuentes más influyentes en Shakespeare (...) Por el número de obras de teatro, escenas y pasajes afectados, el alcance de la influencia de este manuscrito probablemente exceda todas las otras fuentes conocidas de Shakespeare, exceptuando solo las ''Crónicas de Hall y Holinshed'' y las ''Vidas de Plutarco de Thomas North''».

Feos con belleza interior
Entrevistados por el «New York Times», que dio la noticia, explican que «en la dedicatoria a su manuscrito, por ejemplo, North insta a aquellos que podrían verse a sí mismos como feos a esforzarse por ser interiormente bellos, por desafiar a la naturaleza. Usa una sucesión de palabras para defender su argumento, incluyendo ''proporción'', ''vidrio'', ''rasgo'', ''regular'', ''deformado'', ''mundo'', ''sombra'' y ''naturaleza''. En el soliloquio de apertura de Richard III (''Ahora es el invierno de nuestro descontento...'') el tirano jorobado usa las mismas palabras en prácticamente el mismo orden para llegar a la conclusión opuesta: que como es exteriormente feo, actuará como el villano que parece ser». Y eso, a su entender, desafía la lógica y la estadística excepto si admitimos que, directamente, Shakespeare copió a North. En otro momento del texto explican que North usa media docena de palabras para describir a una serie de razas de perros. Al mismo tiempo, explica el reportero del «NYTimes», Michael Blanding, las usa para explicar que las jerarquías existen en el mundo de los perros y en el de los humanos. Pues bien. Ese mismo razonamiento. Con los mismos perros y los mismos adjetivos. Igualito, vaya, aparece en «El rey Lear» y «Macbeth».

«Sí, dentro del repertorio sois hombres», le dice Macbeth al asesino, «igual que los galgos, podencos, mestizos, chuchos, perros lobo, de aguas y falderos son todos llamados perros. Pero el índice de razas distingue al rápido, al lento, al listo, al guardián, al cazador y a cada uno según las virtudes que le asigna la pródiga naturaleza, de tal modo que recibe un nombre en el propio registro que incluye a todos ellos. Y así, los hombres».

Pocos hombres más capaces de achicar a quien ose compararse con su obra que el torrencial Shakespeare. Autor de un Himalaya artístico ante el que solo cabe orar. Normal que durante años se haya conjeturado con la autoría de sus obras. Demasiadas y demasiado buenas. Resulta mejor para el ego atribuirlas a a otros. Imaginar plagios. Suponer negros. Lo que sea, cualquier cosa, antes que admitir la colosal distancia entre talentos. El nuestro y el de Shakespeare, o el de otros gigantes, como Miguel Ángel, Leonardo o Bach. En el caso de Shakespeare abundan los casos y los nombres, los candidatos a genio oculto, los bailes de identidades y máscaras. Que si Christopher Marlowe, al que tanto admiró y del que sin duda aprendió, y cuya muerte violenta le habría permitido reaparecer como el autor de «Macbeth». Que si Sir Francis Bacon y Edward de Vere y etc. 

 Por supuesto que la historiografía seria, la única que importa, niega esos brotes conspirativos. Pero no impide reconocer la sospecha de que Shakespeare, acostumbrado a colaborar, dueño de un espíritu práctico, habría podido escribir algunas de sus obras en compañía de otros. Tampoco niega la fértil piscina poética y filosófica, la constelación de obras y vidas en la que abrevan sus textos. Comenzando por la Biblia, siguiendo por las obras del poeta George Chauffer y acabando, claro está, en ese George North que alcanza en 2018 resonancias universales. Gracias al concurso de un Shakespeare omnívoro e imparable. Supremo consumidor de inteligencias y sensibilidades para luego, a solas con su fuego, cocinar un teatro que funda el mundo tal y como lo conocemos. De momento el libro de McCarthy y Schlueter está aupado en las listas de estudios literarios más vendidos de Amazon. Agotado temporalmente a pesar de su precio, nada menos que 114 dólares. Claro que para North y sus posibles herederos literarios el pelotazo llega con un retraso insuperable. Honores, en cualquier caso, para un autor al que, por decirlo con McCarthy en el reportaje del diario neoyorquino, «[Shakespeare] vuelve una y otra vez y afecta el lenguaje, da forma a las escenas y, en cierta medida, incluso influye en la filosofía de las obras». Casi nada.

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Shakespeare imitaba y robaba textos: 
¿adiós al mito de las letras inglesas? 

En 'Shakespeare's Originality', John Kerrigan -uno de los principales estudiosos del padre de las letras inglesas- despieza las influencias, imitaciones y robos del autor de 'Hamlet'.





Sobre la autoría de la producción literaria Shakespeare planea, desde el siglo XVIII, la sombra de la duda: investigadores de todas las épocas cuestionan insistentemente que una obra de tal hondura y complejidad pueda pertenecer a un hombre carente de formación especializada

El trabajo shakespeariano -de cerca de 29.000 vocablos- exige un elevado conocimiento del inglés, además de otras lenguas, viajes y alta instrucción clásica. Ninguno de estos puntos ha sido confirmado en la biografía de Shakespeare.

Tampoco se le conoce obra anterior a la muerte de Christopher Marlowe: los primeros trabajos que se le atribuyen datan de 1593, es decir, el año de la muerte del dramaturgo, poeta y traductor inglés de Canterbury. Este dato fue revelado hace dos años, cuando un estudio avalado por 23 académicos demostró que 17 obras de teatro de Shakespeare fueron “colaborativas”, es decir, que Marlowe había ejercido de “negro” del padre de las letras inglesas. Se concluyó que las tres piezas de Enrique VI habían sido escritas a cuatro manos.

Geoffrey Bullough recogió en Narrativa y fuentes dramáticas de Shakespeare algunas de las historias de otros que el dramaturgo robó y modificó: explica cómo fusionó dos cuentos totalmente diferentes para construir El mercader de Venecia, o cómo decidió matar a Lear y Cordelia al final del Rey Lear cuando en la historia original ambos sobrevivieron, e incluso cómo convirtió en asesino de Desdémona a Otelo cuando en el cuento genuino, italiano y escrito por Cinthio, es Yago quien ejerce este papel. Ahora es el investigador John Kerrigan, profesor de la Universidad de Cambridge, quien sigue despiezando al legendario escritor en Shakespeare’s Originality

Cultura de la imitación

Se trata del trabajo erudito y revelador de uno de los principales estudiosos de Shakespeare en el mundo, y ahonda más allá de las fuentes primarias del dramaturgo para alcanzar una capa más profunda de las imitaciones de las que hizo acopio, de sus alusiones y sus pasajes felizmente copiados. Según indica el experto, su “originalidad” no era tal, sino más bien un excelente refrito de lo que había leído y escuchado recitar

Shakespeare era un alquimista literario como pocos.

 
Recuerda Kerrigan que la “originalidad” era un concepto desconocido para los críticos antes de finales del siglo XVIII:  
Shakespeare mamó una cultura literaria en la que se aplaudía la imitación a los modelos anteriores
Se aprobaba la “invención”, pero se entendía que ésta era la combinación inteligente de los elementos heredados de otras grandes firmas. Kerrigan menciona a Emerson: “Todas las mentes citan”, pero éste no era exactamente el caso de Shakespeare, porque el escritor no sacaba el músculo del conocimiento literario, sino que adaptaba lo aprendido a sus propios patrones narrativos y reflejaba fragmentos de diálogo que se le habían quedado en la memoria.

'La tempestad', la mayor copia

El capítulo dedicado a Mucho ruido y pocas nueces revela que está “reconstruido, remendado y reciclado” de varios cuentos italianos, y su novedad radical es lo que el autor llama “superflujo gradual” de materiales reutilizados. En ese texto hay algo de Ariosto, de Matteo Bandello, de Luigi Pasqualigo. Son muchos los estudiosos que han señalado también que Shakespeare andaba verde en tragedia griega: en el libro de Kerrigan estas acusaciones se concretan en un análisis exhaustivo del Rey Lear y su relación con Edipo rey y Edipo en Colono, de Sófocles.

El autor también aborda una de las pocas obras de Shakespeare que, se supone, no tiene una fuente específica: La tempestad. Y en ella encuentra no sólo los ecos de la escritura contemporánea sobre la colonización de Virginia y las Bermudas, sino también la reutilización de sentimientos sacados de las Geórgicas de Virgilio. Precisamente, en la obra en la que se esperaba un Shakespeare más natural, más genuino, más propio… es donde se halla un autor que hace guiños a raudales a los textos de otros. Con todo, Kerrigan presenta este mosaico como una prueba más de la riqueza de Shakespeare: 

¿para qué beber sólo de sí mismo, de su propio intelecto y corazón, si puede volverse más poderoso y complejo bebiendo del mundo?

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In the annals of world literature, William Shakespeare is an icon of towering greatness.  

But who was he? The following are among the many outstanding writers, thinkers, actors, directors and statesmen of the past who have expressed doubt that Mr. "Shakspere" wrote the works of William Shakespeare:
Present-day doubters include many more prominent individuals, numerous leading Shakespearean actors, and growing numbers of English professors. Brunel University in West London, and Concordia University in Portland, Oregon, now offer degree programs in authorship studies.


La película «Anonymous», presentada  en el Festival de Cine de Londres,  ha reabierto la herida nunca cerrada sobre la verdadera identidad del rey de las letras inglesas, William Shakesperare. «¿Qué pasaría si les dijera que Shakespeare nunca escribió una sola frase?», dice una voz en off al principio del filme.
El bardo de Stratford-upon-Avon es presentado como un «actor analfabeto, mentiroso, oportunista y borracho», según Rafe Spall, el actor que lo interpreta…

 Sin embargo, el candidato más conspiranoico a la par que razonablemente coherente es el gran dramaturgo Christopher Marlowe (1564 – 1593). El autor de entre otros escritos El gran Tamerlán, Doctor Fausto y La masacre de París era un hombre muy culto y de una exquisita educación, viajero y gran experto en algunas de las materias que aparecen en la obra de Shakespeare.

También era agente secreto de la Reina Isabel I. Estudios concienzudos han demostrado que algunas partes en las obras teatrales de Shakespeare corresponden a la pluma de Marlowe. Al parecer esto está muy claro en obras como La Tempestad, pieza teatral ampliamente tratada en SANDMAN. Bien es cierto que  en las compañías de teatro de la época era común que los autores pertenecientes a estas se ayudaran unos a otros y aportasen fragmentos o versos. Aunque la escusa de la ayuda no siempre queda justificada, puesto que estudios hechos sobre la obra Hamlet aseveran que está escrita por una única persona. Pero la principal razón para descartar a este candidato sería la prontitud  de su muerte ocurrida en 1593, razón por la que es imposible que fuese el autor de gran parte de la producción de William Shakespeare (que se extendió hasta 1613). Este prematuro final le devino a Marlowe con menos de treinta años, siendo asesinado durante una disputa con un fiel amigo. El caso es que hay diferentes hipótesis sobre este sucedo, y no pocos se atreven a cuestionar seriamente la veracidad de la versión oficial. Dado su posición de miembro de la inteligencia de la corona, es bastante posible que todo no fuese más que una farsa, que Marlowe no muriera en realidad y que se exiliase de Inglaterra. Entonces, este genial escritor hubiera por motivos obvios abandonado su nombre para comenzar a firmar sus obras como Shakespeare. Se cree que tras fingir su muerte, Marlowe pasó largos años viajando por toda Europa disfrazado; empapándose de la cultura necesaria para escribir las obras de que firmaba como William Shakespeare. Es posible hasta que Marlowe residiera en España un tiempo y conociese a Miguel de Cervantes. ¿Pero qué pruebas hay de esto, en que  nos podemos vasar para respaldar esta teoría? Por ejemplo, todos los temas que Christopher Marlowe  trató con su propia firma los repite como William Shakespeare. El problema de los judíos en Europa queda perfectamente reflejado en El judío de Malta de Christopher Marlowe; al igual que en El Mercader de Venecia de William Shakespeare.

páginas donde se desarrolla este debate como  www.doubtaboutwill.org , página del SAC (Shakespeare Authorship Coalition's – Cualición de la autoría de Shakespeare). También hay sobrada información sobre la teoría Marlowe en http://www.marloweshakespeare.org
Isabel Gortázar es miembro del Consejo Directivo de The Marlowe Society en el Reino Unido. Si alguno de los lectores desea adherirse a la Declaración de Duda Razonable, puede hacerlo en la página www.doubtaboutwill.org
"Who was he?" Bumper sticker (Green)
El 8 de septiembre del 2007, una serie de académicos y actores capitaneados por Sir Derek Jacobi (Yo Claudio)y Mark Rylance, ex director artístico del Globe Theatre, solemnizaron la firma de una Declaración de Duda Razonable (Declaration of Reasonable Doubt),referida a la autoría de las obras atribuidas a William Shakespeare.

El personaje histórico, William Shaxper (o Shaxberd), que había abandonado Stratford y a su familia para buscarse la vida en Londres, obtuvo en 1593/ 4, de forma nunca explicada, parte de la propiedad de una compañía de actores. En pocos años dicha compañía hizo famosas una serie de obras, algunas anónimas, cuya autoría se le adjudicó mucho después.

Shaxper se hizo millonario como empresario de la compañía. Pasados unos años se retiró a su Stratford natal, se compró una gran casa y se dedicó al comercio de granos. A su muerte en 1616 un elaboradísimo testamento puso de manifiesto que no tenía un solo libro. Esto, unido al hecho de que no se le conoce formación académica alguna y al curioso dato de que sus hijas crecieron analfabetas, llevó a intelectuales como Mark Twain, Charles Dickens y Sigmund Freud, entre otros, a sospechar que en la autoría de Shaxper había gato encerrado.

La falta de pruebas, sin embargo, ha permitido a los Stratfordianos atrincherarse detrás de su hombre durante más de cuatro siglos. El llamado Primer Folio,un volumen publicado en 1623 que contiene varias de las obras de teatro más importantes de los últimos dos milenios, indica claramente que el autor es William Shakespeare.Sin embargo, de las treinta y seis obras que contiene el Primer Folio,sólo dieciséis habían sido publicadas con anterioridad y, de las dieciséis, sólo nueve obras llevaban el nombre del presunto autor.

Por otra parte, dicho nombre aparecía algunas veces como Shake-spear,lo cual sugiere un alias tras el que se escondería un autor que, blandiendo la lanza de Pallas Atenea (the Spear-shaker),se disponía a denunciar a los estamentos políticos y religiosos de su tiempo. El dramaturgo que estaba blandiendo lanzas en los escenarios ingleses en 1592/ 3 era Christopher Marlowe, autor de dos obras subversivas: Eduardo II y Dr Faustus. Marlowe,tan sólo dos meses mayor que William Shaxper, era ya famoso por siete obras de teatro cuando se le dio por muerto en 1593, antes de cumplir los treinta años; en cambio no se ha encontrado ninguna obra atribuida a Shakespeare anterior a 1594 .

Durante cuatro siglos decenas de investigadores han estudiado las posibilidades de una lista de candidatos a la autoría. A comienzos del siglo XX, dos nombres lograron situarse en paralelo en la pole position:el Conde de Oxford y Francis Bacon. Sendas Sociedades desarrollan una actividad encomiable para demostrar que su hombre era Shake-spear;a pesar de su dedicación aún no lo han logrado. Además, el Oxford Book of Sixteenth Century Verse contiene poesías de casi todos los candidatos, incluidos Bacon y Oxford. Incluso si no hubieran querido firmar una vulgar obra de teatro, cualquiera de ellos se habría sentido orgulloso de reclamar la autoría de los 154 Sonetos, así como de los poemas largos atribuidos a Shakespeare.¿Por qué necesitaba un alias el autor de los Sonetos?

Los defensores del Conde de Oxford se empeñan en ignorar lo siguiente: a) Que existe una abrumadora evidencia de que varias de las obras, notablemente La Tempestad,son posteriores a su muerte en 1604; b) Que en Enrique V se omite la presencia histórica de un Conde de Oxford en la batalla de Agincourt; c) Que la obra Bueno es lo que bien acaba (All´s Well that Ends Well) es, reconocidamente, una denuncia del comportamiento de Oxford con su mujer, Anne Cecil. La idea de que Oxford-Shakespeare pudiera describirse a sí mismo como el fatuo protagonista Bertram de Rousillon es aberrante. No sólo es que Oxford no era Shakespeare,sino que parece que Shakespeare era enemigo de Oxford o, al menos, era amigo de sus enemigos.

En cuanto a Francis Bacon, una pregunta sería por qué, en 1623, con su carrera política arruinada y, por tanto, sin nada que perder, este hombre permitió que las que hubieran sido sus mejores obras se publicaran bajo el nombre de otra persona. Asignando la autoría a

William Shakespeare,el Primer Folio dejó sin gloria - ni beneficios económicos- a cualquier otro candidato, y a Sir Francis le interesaba el dinero incluso más que la gloria.

En el siglo XIX sus escritos filosóficos y científicos produjeron admiración; hoy sabemos que no descubrió nada importante. Salvo los Ensayos y la inacabada New Atlantis,donde manifiesta una misoginia incompatible con las heroínas shakesperianas, el resto de sus obras yacen olvidadas. Sus seguidores, sin embargo, no se arredran: sir Francis no es solo el autor de las obras de Shakespeare y Spencer, sino posiblemente de los Ensayos de Montaigne e incluso del Quijote.

También ha aparecido en internet un artículo curioso. El autor, de cuyo nombre no quiero acordarme, dice que, como es evidente que una misma persona escribió las obras de Marlowe y las de Shakespeare,y como es, también, evidente que Bacon escribió las obras de Shakespeare,esto significa que

Bacon escribió las obras de Christopher Marlowe. (Aún no he perdido la esperanza de leer algún artículo sugiriendo que Bacon escribió La República de Platón.)

Existen también los defensores de la llamada Teoría del Grupo.Proponen que las obras del Primer Folio están escritas por varios autores. Esto no es imposible, pero la cuestión no es saber quién escribió

Cymbeline o Timón de Atenas,sino quién escribió Hamlet;así que la Teoría del Grupo no nos resuelve nada. ¿Quién queda?

La aparición en 1925 de un informe firmado por el forense de la Reina, W. Danby, sobre la muerte de

Christopher Marlowe el 30 de mayo de 1593, demostró que la versión oficial de un Marlowe borracho, protestando por la cuenta en una taberna en Deptford, y apuñalado en defensa propia por el criado de su mejor amigo, es altamente improbable. Algunos historiadores proponen que fue asesinado por razones políticas. Tal teoría resulta tan absurda como la versión oficial que ahora se pone en duda.



Un estudio asegura que Christopher Marlowe coescribió 'Enrique VI' con el maestro británico
Los académicos sostienen que El Bardo colaboró con otros autores en 17 de sus piezas











Retrato de Christopher Marlowe.
Sobre la vida del dramaturgo, poeta y traductor inglés Christopher Marlowe existen muchas especulaciones y pocas certezas, más allá del consenso de que fue colaborador, influencia y también gran rival de William Shakespeare en tiempos isabelinos. Pero un equipo internacional de académicos ha llegado a la conclusión de que la cooperación entre ambos fue mucho más estrecha, hasta el punto de atribuir ahora a Marlowe nada menos que la coautoría de las tres partes de Enrique VI, firmada por El Bardo.  





Los dos literatos aparecen acreditados conjuntamente como autores de ese drama histórico en la nueva edición del New Oxford Shakespeare, cuyos cuatro volúmenes que recopilan la producción completa de Shakespeare se publicarán entre finales de octubre y diciembre. “Hemos conseguido verificar la presencia de Marlowe en las tres obras de forma suficientemente clara y consistente”, ha confirmado al diario The Guardian el profesor estadounidense Gary Taylor, uno de los responsables del equipo de 23 expertos procedentes de cinco países que defiende esa tesis.

Recurriendo a las modernas herramientas digitales para analizar los textos, el estudio ha conseguido establecer que la colaboración de Shakespeare con diversos autores fue mucho más extensa de lo que hasta ahora se creía, y que otras manos participaron en hasta 17 de las 44 obras del Bardo. Esa cifra dobla con creces la estimada en la anterior edición del New Oxford Shakespeare de hace tres décadas. Cuando la prestigiosa publicación de la Oxford University Press determinó entonces la aportación externa en ocho títulos shakespirianos algunos sectores del mundo académico “se declararon indignados”, ha recordado Taylor al periódico. Pues bien, apostilla el profesor echando más leña al fuego, “en 1986 subestimamos el volumen de los trabajos realizados en colaboración”, que según las conclusiones del reciente estudio estaría próximo al 38% de toda su obra.

La figura de Christopher Marlowe (cuya fecha exacta de nacimiento se desconoce, aunque sí se ha establecido que fue bautizado en Canterbury el 26 de febrero de 1564) ha sido objeto de toda suerte de teorías conspirativas apoyadas en muchos aspectos oscuros de su biografía y en su misma muerte cuando sólo contaba 29 años (1593). Entre ellas la de que el autor de Dido, Reina de Cartado o Doctor Fausto habría simulado su fallecimiento para seguir escribiendo bajo el nombre de William Shakespeare. En otras palabras, que Shakespeare no escribió las obras de Shakespeare sino que lo hizo Marlowe. Esa teoría arranca de la resistencia entre un sector del mundo académico a aceptar que El Bardo ejecutó varias de sus piezas en coautoría, en realidad una práctica habitual en tiempos del teatro isabelino.

Cómo Shakespeare y esos otros autores repartían las tramas y personajes, revisaban sus respectivos trabajos o unificaban estilos son cuestiones que los estudiosos de hoy no han conseguido desentrañar. Pero lo que aparece claro para el equipo de académicos que sigue ecudriñando el legado del mayor dramaturgo de todos los tiempos es que las tres entregas de Enrique VI fueron consumadas a cuatro manos. Las de Shakespeare y las de la nebulosa personalidad de Chistopher Marlowe.






Es improbable que alguien decidiera involucrar a más de veinte personas, incluidos el forense de la Reina y los miembros del jurado, para asesinar en Deptford a un joven dramaturgo. Una puñalada anónima en un callejón oscuro de Londres era mucho más fácil.

Lo cierto es que a finales de mayo de 1593, John Whitgift, arzobispo de Canterbury, recogía pruebas para condenar a Marlowe por herejía. Igualmente en mayo (el 25) de

1521, durante la Dieta de Worms,

Martín Lutero fue declarado hereje; su futuro inminente, como el de

Marlowe, era la hoguera. Pero el

Elector de Sajonia se ocupó de esconderle, poniéndole a salvo de las autoridades eclesiásticas. Lutero fue dado por muerto y pasó un tiempo escondido en el Castillo de Wartburg. La protección del Elector le salvó la vida y once meses más tarde pudo salir de su escondite. En el caso de Marlowe, la intervención del forense de la Reina (Queen´s coroner)y el frívolo contenido de su informe hacen pensar que el homicidio pudo ser un truco para distraer al arzobispo y evitar que los amigos de Marlowe fueran interrogados bajo tortura para averiguar su paradero. La elección de Deptford, lugar de donde zarpaban los barcos para el continente, es también sospechosa.

La dudas suscitadas por el Informe Danby (y compartidas por el Decano de la Abadía de Westminster, que puso un signo de interrogación junto al 1593 en la loseta de la Abadía) permitieron incluir a Christopher Marlowe en la lista de candidatos a la autoría. Un profesional del teatro, un gran innovador y además políglota es el candidato ideal. Los Stratfordianos han reconocido que si Marlowe no hubiera existido, nunca habría habido un Shakespeare;no lo saben bien. Esta opción explicaría tres cuestiones: a) ¿Por qué Shakespeare plagiaba líneas de Marlowe constantemente? b) ¿Por qué era necesario un alias para sus obras, incluidos los poemas? Y c) ¿Cómo pudo Shakespeare crear un vocabulario de más de veinte mil vocablos - Milton usa ocho mil- salvo que supiera griego, latín, español, francés, italiano y probablemente hebreo , además de inglés? Estudiante de teología y espía itinerante por Europa, Marlowe nos da el perfil adecuado.

Si el episodio de Deptford fue una charada, la intervención del Forense Danby sólo puede entenderse - como en el caso del Elector de Sajonia-, con la complicidad de la reina. Únicamente dos personas tenían en 1593 el necesario ascendiente para convencer a Isabel I de un plan tan arriesgado de cara al Arzobispo: el viejo Secretario de Estado, Lord Burghley, y el gran favorito Conde de Essex, miembros ambos del Consejo Privado del Reino. Estos dos hombres eran, además, los más indicados para valorar la importancia de un agente secreto. Probablemente la idea fue de Essex (cuya lealtad a su gente es notoria); la reina accedió, y Lord Burghley obedeció.

Pues bien: según el informe citado, los únicos testigos (aparte del homicida)interrogados por el Forense son un agente de Essex y un agente de Lord Burghley. O sea, verde y con asas.

No sabemos realmente lo que pasó después de aquel fatídico 30 de mayo de 1593; ni podemos decir con seguridad qué cadáver era el que se enterró en lugar de Christopher Marlowe en el cementerio de la Iglesia de San Nicolás, en Deptford. Pero sí podemos hacer conjeturas plausibles basadas en la combinación de hechos históricos, las claves que nos dan los textos de las obras y algunas pistas prometedoras que han ido surgiendo y que encajan perfectamente. Es una labor de investigación que no desagradaría a Hercules Poirot, y de la que van surgiendo casi tantas teorías y variantes como investigadores hay en la tarea. La exposición de incluso la más simple de dichas teorías superaría los límites de este artículo.

Sin embargo, es de justicia averiguar quién fue Shakespeare,quizá el más grande humanista y poeta que ha dado Occidente en dos mil años de historia. Los anglosajones le deben su riquísimo idioma; la literatura le debe lo que el Stratfordiano Harold Bloom ha descrito como la invención del ser humano.Yo tengo claro quién fue: las obras de Marlowe anteriores a 1593 son a las obras de Shakespeare lo que las obras tempranas de Mozart son a las tardías.

La leyenda negra que surgió en torno a Kit Marlowe ya en 1593, y que se mantiene viva para proteger al Ídolo de Stratford y a los intereses de su ciudad natal, ha llegado a extremos aberrantes. El adjetivo de espía se escupe con el mismo desdén que el de hereje,e incluso que el de homosexual,con tonos decimonónicos. Marlowe era hereje y era espía; aunque probablemente no era homosexual, eso no debería importar a nadie a estas alturas, ni en un sentido ni en otro.

Los espías suelen ser denigrados por los países cuyos planes entorpecen; el caso de Marlowe es sangriento porque sus servicios a la corona inglesa han sido denigrados no tanto por los enemigos de Inglaterra, sino por sus desagradecidos compatriotas: durante el reinado de Isabel I, ni la vida de la reina ni la independencia del país hubieran durado dos asaltos sin la labor de sus espías. En fin, nadie mejor que Shakespeare sabía que el lenguaje se manipula y que una misma palabra sirve para enaltecer o condenar.

Resumiendo: quienes creemos que Marlowe es el verdadero Shake-spear,agradecemos el esfuerzo de Oxfordianos, Baconianos y Grupistas por enterrar al ídolo de Stratford. Preferiríamos, sin embargo, que dejaran de alimentar la leyenda negra que pesa sobre Kit Marlowe, a quien parecen tener un miedo cerval. Porque tendría triste gracia que nos quiten a William Shaxper, con su duda razonable, para colocarnos otro impostor.
23-IV-08, Isabel Gortázar, culturas/lavanguardia

Shakespeare was Bacon’s Order
It came to my attention when I was studying literature many moons ago, back in America. I realised that it was very suspicious that one man could produce the whole body of works which the actor from Stratford, William Shakespeare was supposed to write in the very busy short years he lived in England.

My research points at Francis Bacon and his court of grammarians who throughout several decades indeed produced the body of works attributed to the illiterate actor from a small village and with no background whatsoever. Furthermore, these are the works of a secret society, called the Rosicrucian which encoded their anglo saxon and possibly domineering views of the world in these writings.

In order to fully complete the comprehension and knowledge about the real business behind Shakespeare identity and purpose, please do a follow up on this book THE SECRET TEACHINGS OF ALL AGES by Manly P. Hall 

WHY SHAKESPEARE DID NOT WRITE ANYTHING AT ALL!!
Here I am breaking down the contras why Shakespeare could not have the audacity and knwoledge to write out what is attributed to him,

  1. BulletAll the known autographs of the Stratford actor read "William Shakspere" not "William Shakespeare"

  1. BulletThere is no record that Shakspere ever owned a library. (It is argued that even a small library wouldn't be enough for an author who demonstrate the kind of literary knowledge that span the ages like Shakespeare's work do.)

  1. BulletThere is no mention of any books in his will.

  1. BulletHis parents were illiterate.

  1. BulletShakspere's daughter Judith was an illiterate. (It is argued that Shakspere wouldn't permit his own daughter to reach the age of twenty-seven and marry without being able to read one line of the writings that made her father wealthy and locally famous)

  1. BulletFrom where did William Shakspere secure his knowledge of modern French, Italian, Spanish, and Danish? Not to mention classical Latin and Greek? (Ben Jonson, who knew Shakspere intimately, stated that the Stratford actor understood "small Latin and less Greek")

  1. BulletNo record exists of William Shakspere as having ever played a leading role in the famous dramas he is supposed to have written or in others produced by the company of which he was a member.

  1. BulletNone of his heirs were involved in the printing of the First Folio after his death, nor did they benefit financially from it.

  1. BulletShakspere's manuscripts and unpublished plays would have been his most valued possessions, yet his will mentions no literary productions whatsoever. (It does however mention his second-best bed and his "broad silver gilt bowl")

Shakespeare comes from an anagram for a secret society ~ Shake~The~Spear or what means ‘‘Pallas Athena’’ an offshoot of the ancient teaching of the namely, ‘‘Sun Order’’ or The Illumined Ones. Several authors point in this direction. Even Oxfordians do not deny the fact that this may be plausible.

Manly Palmer Hall writes: "There are in existence but six known examples of Shakspere's handwriting. All are signatures, and three of them are in his will. The scrawling, uncertain method of their execution stamps Shakspere as unfamiliar with the use of a pen, and it is obvious either that he copied a signature prepared for him or that his hand was guided while he wrote. No autograph manuscripts of the "Shakespearian" plays or sonnets have been discovered"

Manly Hall states that it is quite evident that William Shakespeare couldn't unaided, have produced the writings. For one he didn't possess the necessary literary knowledge. He states that the town of Stratford didn't have a school capable of passing on the "higher forms of learning" that are reflected in the writings ascribed to him. His parents were illiterate, in his early life he had a total disregard for study and he never travelled outside of England.

To understand why Sir Francis Bacon is mentioned as the source of Shakespeare's work, one must understand the order of the Rosy Cross or the Rosicrucian's. According to the material I have read, most evidence seems to point to hints within the work itself. Hints only an initiate of the Rosicrucian's would have knowledge about, such as cryptographic symbolism, numerology, hidden watermarks and recurring miss-paginations thru the Shakespearian folios. Evidently there are also supposed to be hints in other seventeen century volumes that emphasize these claims. Manly Hall writes: "The philosophic ideals promulgated throughout the Shakespearian plays distinctly demonstrate their author to have been thoroughly familiar with certain doctrines and tenets peculiar to Rosicrucianism; in fact the profundity of the Shakespearian productions stamps their creator as one of the illuminati of the ages."

Apparently scores of volumes have been written just to establish Sir Francis Bacon as the real author of the work of William Shakespeare. Hall states that an impartial consideration of these documents cannot but convince anyone who has an open-mind regarding the authenticity of the "Baconian theory". He says that all those enthusiasts who for years struggled to identify Sir Francis Bacon as the true "Bard of Avon" could have won their case only if they had emphasized its most important angle, namely, that Sir Francis Bacon, the Rosicrucian initiate, wrote into the Shakespearian plays both the secret teachings of the Fraternity of the Rosy Cross and the "true rituals of the Freemasonic Order". Manly Hall writes: "A sentimental world, however, dislikes to give up a traditional hero, either to solve a controversy or to right a wrong."

WHY FRANCIS BACON & HIS SCRIVENERS WROTE IT ALL!!

  1. BulletThe content in the Shakespearian dramas are politically recognized viewpoints of Sir Francis Bacon (His "enemies" are frequently caricatured in the plays.)

  1. BulletThe religious, philosophic, and educational messages all reflect his personal opinions.

  1. BulletSimilarities in style and terminology exist in Bacon's writings and the Shakespearian plays.

  1. BulletCertain historical and philosophical inaccuracies are common to both (such as identical misquotations from Aristotle.)

  1. BulletSir Francis Bacon possessed the range of general and philosophical knowledge necessary to write the Shakespearian plays.

  1. BulletSir Francis Bacon was a linguist and a composer. (Necessary to write the sonnets.)

  1. BulletHe was a lawyer, an able barrister and a polished courtier and possessed the intimate knowledge of parliamentary law and the etiquette of the royal court revealed in the Shakespearian plays.

  1. BulletBacon furthermore visited many of the foreign countries forming the background for the plays (Necessary to create the authentic local atmosphere. There is no record of William Shakspere's ever having travelled outside of England)

WHY KEEP THE SECRET???

Manly Palmer Hall writes: "Sir Francis Bacon knew the true secret of Masonic origin and there is reason to suspect that he concealed this knowledge in cipher and cryptogram. Bacon is not to be regarded solely as a man but rather as the focal point between an invisible institution and a world which was never able to distinguish between the messenger and the message which he promulgated. This secret society, having rediscovered the lost wisdom of the ages and fearing that the knowledge might be lost again, perpetuated it in two ways: (1) by an organization (Freemasonry) to the initiates of which it revealed its wisdom in the form of symbols; (2) by embodying its arcana in the literature of the day by means of cunningly contrived ciphers and enigmas."

To emphasize this Manly Hall return to the claim that there is evidence that points to the existence of a group of wise and illustrious Fratres (brothers) who took it upon themselves to publish and preserve, for future generations, secret books of the ancients, together with documents. So that future members of their fraternity not only can identify the volumes but also "immediately note the significant passages, words, chapters, or sections therein". He states that they created a symbolic alphabet of hieroglyphic designs. "By means of a certain key and order, the discerning few were thus enabled to find that wisdom by which a man is "raised" to an illumined life."

In the beginning of the chapter Hall writes: "The present consideration of the Bacon--Shakspere--Rosicrucian controversy is undertaken not for the vain purpose of digging up dead men's bones but rather in the hope that a critical analysis will aid in the rediscovery of that knowledge lost to the world since the oracles were silenced."
Colin Rivas