23.12.10

Externsteine: el santuario de las SS

Julio 2009 

El "santuario" de Externsteine. Crédito: Daniel Schwen / Wikipedia.
Noroeste de Alemania, 1935. Un grupo de investigadores trabaja afanosamente en busca de restos arqueológicos en Externsteine, un hermoso y singular paraje en el que destaca una extraña formación rocosa de aspecto insólito. Los arqueólogos trabajan bajo la atenta mirada de hombres armados, en cuyos trajes militares destacan los emblemas de las temidas SS. No en vano, el organismo que supervisa los trabajos cuenta entre sus cargos directivos con el antiguo pastor evangélico y prehistoriador amateur Wilhelm Teudt –afín al partido nazi– y el poderoso líder de las SS, Heinrich Himmler.
En la actualidad, más de setenta años después de aquella curiosa excavación arqueológica, el enclave de Externsteine atrae anualmente a cientos de miles de visitantes. La mayor parte de ellos son turistas llegados desde todos los puntos del país y parte del extranjero, pero no es extraño encontrar también grupos de personas interesadas en los enclaves sagrados del planeta, así como a neopaganos y grupos neonazis. Además, es habitual que estos dos últimos grupos acudan al lugar en fechas concretas, especialmente durante los solsticios, para realizar ceremonias sagradas vinculadas con los antiguos germanos, y que muchas veces tienen tintes políticos de carácter radical.
Pero, ¿qué tiene de especial este hermoso rincón de Alemania para atraer la atención de miles de visitantes en la actualidad, y a algunos de los jerarcas nazis en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial?
HISTORIA DE UN ENCLAVE “SAGRADO”
El singular paraje de Externsteine está compuesto por una curiosa formación natural de rocas areniscas que se elevan de forma espectacular en la región de los bosques de Teutoburgo, a escasa distancia de la localidad de Detmold, en el noroeste de Alemania. A causa de su particular aspecto, las rocas han recibido entre los estudiosos el calificativo de “columnas”. Así, la “columna 1” –la situada más al oeste–, cuenta con una cueva que, en época medieval, fue utilizada por eremitas cristianos. Además, en una de las paredes exteriores de esta primera formación rocosa destaca uno de los elementos más llamativos y polémicos del lugar: un relieve en el que se representa una escena del descendimiento de Jesús de la cruz.
El famoso relieve del descendimiento de Cristo. Crédito: Gunnar Ries / Wikipedia.
El famoso relieve del descendimiento de Cristo. Crédito: Gunnar Ries / Wikipedia.
La “columna 2” se conoce también como Turmfelsen o “roca torre”, y cuenta con un espacio no menos singular: una especie de capillita, con una pequeña columna y una ventana circular en su lado Este. Por su parte, la “columna 3” está unida a la 2 mediante una rudimentaria pasarela con más de un siglo y medio de antigüedad, y aparte de este detalle no cuenta con nada digno de mención. La “columna 4” está separada de las tres anteriores, y en el espacio existente destaca un camino que permite el paso al otro lado de la formación. En lo alto de esta última columna sobresale una gran piedra en equilibrio, que parece amenazar a los visitantes con caer de un momento a otro.
Desde fechas bastante tempranas, ya en el siglo XVI, existía la creencia de que Externsteine había sido un importante santuario sagrado de los antiguos germanos –anterior a la llegada del cristianismo–, o incluso durante los tiempos prehistóricos. Una idea que, como veremos, se ha mantenido casi hasta nuestros días.
Pero no sería hasta finales del siglo XIX cuando se realizaron los primeros estudios más o menos serios en el lugar. La primera excavación arqueológica tuvo lugar en 1881 y fue dirigida por Gustav Schierenberg, antiguo alcalde de la cercana localidad de Horn. La intención de Schierenberg era encontrar allí vestigios de la célebre batalla conocida como Clades Variana (El desastre de Varo), que en el año 9 a.C. enfrentó a los romanos con las tropas del germano Arminius, con un desenlace fatal para las fuerzas invasoras. La excavación no logró su objetivo, pero a cambio se localizaron algunos restos de cerámica y parte de una antigua cabaña datada en el siglo XVII.
En 1888 se llevó a cabo una segunda excavación, dirigida por el señor Mertens, que en esta ocasión tenía objetivos bien distintos: demostrar que Externsteine había sido el centro de un importante santuario de peregrinación cristiana.
UN CENTRO DE CULTO SOLAR
A pesar de estos primeros intentos de estudio, las excavaciones más trascendentes para el enclave alemán tuvieron lugar en las primeras décadas del siglo XX. En aquellas fechas, un antiguo pastor evangélico llamado Wilhelm Teudt había alcanzado cierta notoriedad al sugerir que el antiguo pueblo teutón había desarrollado un complejo culto solar en el que las construcciones religiosas en clave astronómica habían jugado un papel importante. Según Teudt, investigador amateur de la prehistoria alemana, los antiguos germanos habían alcanzado un alto grado de desarrollo en el campo de la astronomía, construyendo numerosos santuarios y templos con llamativas alineaciones astronómicas.
En 1926, Teudt y varios de sus colegas de la Sociedad de Amigos de la Prehistoria Alemana aseguraron que Externsteine ocupaba un lugar destacado en esta “red astronómica” germánica, llegando a calificar al pretendido santuario de “Stonehenge alemán”. Según el religioso, esta hipótesis se veía respaldada por la presencia de la ventana circular en la “columna 2”, desde la que era posible contemplar la salida del sol en el solsticio de verano. En realidad, la idea de que Externsteine podía poseer una alineación astronómica no era nueva, pues había sido publicada previamente por el lingüista y arqueólogo Gustaf Kossina en la revista Mannus.
La ventana circular de la "columna 2", supuestamente orientada al solsticio de verano. Crédito: R. Engelhardt / Wikipedia.
La ventana circular de la “columna 2″, supuestamente orientada al solsticio de verano. Crédito: R. Engelhardt / Wikipedia.
Ante el avance de las hipótesis pseudocientíficas de Teudt, que fueron bien recibidas entre los seguidores del movimiento Völkisch, el gobierno regional de Lippe decidió organizar una excavación en 1932, aunque con escasos resultados. Al mismo tiempo, varios académicos, como Carl Schuchhardt o Karl-Hermann Jacob-Friesen no dudaron en realizar duras críticas sobre las tesis de Teudt, aunque sin demasiado éxito.
Teudt (derecha), junto al oficial de las SS Manfred von Knobelsdorff.
Teudt (derecha), junto al oficial de las SS Manfred von Knobelsdorff.
Para aquel entonces, Teudt había conseguido establecer unas inmejorables relaciones con figuras destacadas del NSDAP (el Partido Nacionalsocialista alemán), con la intención de obtener el apoyo necesario para realizar su propia excavación. En su particular visión del paraje, Teudt estaba convencido de que además de su simbolismo astronómico-religioso, Externsteine había sido también el lugar en el que se encontraba el Irminsul, el árbol sagrado de los antiguos germanos, y que fue destruido por Carlomagno en el año 772 durante su incursión en aquellas tierras para acabar con el paganismo. Teudt había llegado a esta conclusión tras examinar el relieve existente en la “columna 1”, pues en su opinión, la figura semidestruida de Nicodemo –uno de los personajes que ayudan a bajar el cuerpo de Cristo– se apoyaba en una representación del Irminsul, que aparecería tumbado. Según esta interpretación, los artistas cristianos que ejecutaron el relieve tras la destrucción del lugar por Carlomagno, habían plasmado así la victoria del cristianismo sobre al antiguo culto pagano. Una idea que parecía verse respaldada por la circunstancia de que parte del relieve mostraba desperfectos supuestamente causados por simpatizantes del antiguo culto, que ejecutaron así una venganza simbólica.
Con el ascenso al poder del NSDAP en 1933, Teudt vio cumplidos sus deseos. Sus contactos políticos dieron sus frutos, y ese mismo año el antiguo religioso obtuvo permiso para cercar el lugar, comenzar los estudios y más tarde convertir Externsteine en un “bosque sagrado” que rememorase su antigua condición de santuario germánico. Poco después se estableció la Externsteine-Stiftung (Fundación Externsteine), en cuyo comité principal se encontraban Teudt y el mismísimo Heinrich Himmler. Las SS y el germen de la futura sociedad Ahnenerbe –que no surgiría oficialmente hasta 1935– habían entrado en escena.
ESVÁSTICAS EN EXTERNSTEINE
Con el apoyo del partido, Teudt tenía vía libre para confirmar sus hipótesis que, por otra parte, resultaban del agrado de Himmler, pues ofrecía un lugar sagrado de los antiguos germanos en el que cimentar buena parte de sus ideas sobre la supremacía aria.
Así, en la primavera de 1934 Teudt reclutó al geólogo Julius Andree, miembro del partido nazi, para dirigir la primera excavación. Aquellos trabajos lograron atraer la atención del público, pues tras la excavación más de 35.000 personas se acercaron hasta el lugar. Como es lógico, las repercusiones no se hicieron esperar en el ámbito académico. Un profesor de Historia de la cercana localidad de Detmold, Emil Altfeld, manifestó su preocupación a varios expertos en Prehistoria, pues había comprobado que Andree no dudaba en ignorar las evidencias que echaban por tierra las hipótesis de Teudt. Por desgracia, poco pudieron hacer para recuperar la metodología científica en las excavaciones.
Tras una reunión celebrada en 1935 y en la que participaron Teudt, arqueólogos de la Amt Rosenberg y miembros de las SS, se decidió realizar una nueva excavación, que comenzó ese mismo año. En esta ocasión, miembros de las SS supervisaron con atención la marcha de los trabajos.
Al año siguiente, y pese a la prohibición expresa de Himmler, Andree publicó sus conclusiones en la revista Germanenerbe (Patrimonio germánico) y en un libro monográfico: Externsteine, un lugar de culto germánico. En aquellas páginas Andree relataba el hallazgo de piezas cerámicas que databan de un periodo anterior a la llegada de Carlomagno, así como de dos grandes piedras cerca del relieve de Cristo, que no dudó en calificar como un “altar germánico de piedra”. En general, sus conclusiones ratificaban punto por punto las hipótesis de Teudt, otorgando así al régimen nazi un enclave sagrado que enlazaba con un glorioso pasado ario.
Una imagen de la excavación de 1935, en el momento de desenterrar el supuesto altar germánico.
Una imagen de la excavación de 1935, en el momento de desenterrar el supuesto altar germánico.
Con tales conclusiones –y aunque los datos científicos de las excavaciones nunca fueron publicados ni contrastados por otros colegas– no es de extrañar que el lugar adquiriera un papel destacado para Himmler y la Ahnenerbe. En 1935, el propio Himmler prohibió a los judíos visitar el lugar, pues según sus propias palabras carecían “de la sensibilidad adecuada para un auténtico santuario germánico”. Ese mismo invierno, el partido nazi llevó a cabo en Externsteine una celebración político-religiosa con motivo del solsticio, en la que se encendió una gran hoguera en medio de un ambiente solemne.
Para esas fechas, las hipótesis de Teudt habían logrado tal respaldo –en 1936 fue premiado con el mando de la segunda división de la Ahnenerbe, la Germanenkunde– que ni siquiera los académicos afines al régimen se atrevieron a manifestar sus puntos de vista. Ese fue el caso, por ejemplo, de Fritz Wiegers, arqueólogo y miembro del partido. Según él mismo explicó a su colega Karl Jacob-Friesen, temió dar a conocer sus críticas a las excavaciones por miedo a represalias. “Si hubiera dado mi honesta opinión habría perdido mi trabajo en ese mismo momento, o habría ocurrido algo peor. Por lo que a mí respecta, ¡desde ahora Externsteine será germánico!”, manifestó Wiegers. Como es lógico, el silencio entre los estudiosos sin afinidad con el nazismo fue aún mayor. De este modo, las ideas de Teudt –quien paradójicamente terminaría siendo expulsado de la Ahnenerbe en 1938–, apoyadas por Himmler, se perpetuaron tras la Segunda Guerra Mundial, llegando hasta nuestros días.

DESMONTANDO EL MITO
Inexplicablemente, tras el final de la guerra arqueólogos e historiadores alemanes ignoraron las excavaciones realizadas en los años 30. Por este motivo, y gracias al éxito de ciertos libros y programas de televisión en la década de los 80 –ver anexo–, Externsteine siguió considerándose un centro sagrado de los antiguos germanos, con una importante clave astronómica y se le identificó con la posible localización del sagrado Irminsul destruido por Carlomagno.
Una espectacular vista nocturna de Externsteine. Crédito: Busch63 / Flickr.
Una espectacular vista nocturna de Externsteine. Crédito: Busch63 / Flickr.
Hubo que esperar a los años 90 para que la reputada arqueóloga alemana Uta Halle emprendiera la primera investigación plenamente científica sobre el yacimiento. Tras localizar y entrevistar –no sin grandes problemas– a los descendientes de Teudt y de otros implicados en el asunto, y después de analizar concienzudamente los restos encontrados en las distintas excavaciones, Halle descubrió que únicamente se habían hallado materiales de finales del paleolítico, cerámicas de los siglos X al XIV y piezas metálicas datadas entre los siglos XII y XIX. Ninguno de estos hallazgos indicaba un uso religioso, y tampoco habían aparecido evidencias sobre una presencia de la cultura germánica en Externsteine.

Por otra parte, las supuestas alineaciones astronómicas del conjunto, y en especial de la ventana circular existente en la columna 2, desde la que puede verse la salida del sol en el solsticio de verano, carecen por el momento de una confirmación exhaustiva siguiendo métodos científicos, y podrían deberse únicamente a la casualidad. Algo similar ocurre con el relieve del descendimiento de Cristo, que los últimos estudios han datado a comienzos del siglo IX. Según Teudt, la figura de Nicodemo se apoya en el Irminsul, doblegado por el peso del seguidor de Jesús. En realidad, el supuesto Irminsul podría ser una simple banqueta sobre la que Nicodemo se apoya para bajar el cuerpo de Cristo. De hecho, basta con echar un vistazo a las numerosas representaciones artísticas de descendimientos de todas las épocas, para encontrar que a menudo alguno de los personajes se ayuda de una escalera o un apoyo para descender el cadáver. Sin embargo, el mal estado de conservación de esta parte en concreto dificulta su correcta identificación, dejando la puerta abierta a otras posibilidades. En cualquier caso, y aunque efectivamente el relieve representara al Irminsul, esto no indicaría necesariamente que esa hubiera sido su auténtica ubicación, sino que podría representar una simple celebración de la victoria sobre el paganismo.
En cuanto al supuesto “altar” o “mesa germánica” desenterrada por Andree, gracias a un grabado de Externsteine realizado en 1662 parece bastante probable que dicha piedra cayera desde la parte superior de la columna, pues el dibujo del siglo XVII muestra una roca muy similar en dicho lugar, en un precario equilibrio muy parecido al que hoy muestra la piedra “balanceante” que se encuentra sobre la columna 4. Sería, por tanto, una “pieza” muy posterior a la pretendida presencia germánica, y no un altar.

En definitiva, y mientras no se realizan nuevas investigaciones arqueológicas que puedan arrojar datos hasta ahora desconocidos, todo lo que la ciencia ha podido determinar parece demostrar que Julius Andree falseó y manipuló los datos de sus excavaciones con el fin de respaldar las hipótesis de Teudt, adoptadas también por las SS de Himmler. A pesar de estos hallazgos, bastante concluyentes, grupos neonazis, neopaganos y buscadores de lugares cargados de “energías telúricas” continúan acudiendo regularmente a Externsteine (ver anexo), un lugar que para ellos constituye, a pesar de las evidencias, el centro sagrado más importante de la antigua Germania.

ANEXO
UNOS “PEREGRINOS” MUY PECULIARES
En 1988, la escritora alemana Gisela Graichen publicó un libro titulado Das Kultplatzbuch (Libro de los lugares de culto), un ensayo en el que repasaba los enclaves sagrados más importantes de Alemania.
El trabajo incluía un capítulo sobre Externsteine, y pronto se convirtió en todo un éxito de ventas, por lo que poco después acabó transformándose en un documental para televisión. Aquel éxito atrajo aún más la atención popular sobre el enclave, y muy especialmente la de varios grupos que, aún hoy, se reúnen en el lugar por diversos motivos.
Celebración de la noche de Walpurgis en Externsteine. Crédito: BenMastermen / Flickr.
Celebración de la noche de Walpurgis en Externsteine. Crédito: BenMastermen / Flickr.
Entre estas asociaciones destacan especialmente ciertos grupos de extrema derecha, como el neonazi Armanen-Orden, que suele reunirse allí cada 1 de noviembre, siguiendo una ancestral costumbre germana. Otro grupo neonazi que acude regularmente es Gylfiliten, para cuyos miembros Hitler fue la encarnación de un dios germánico. Todos ellos, en definitiva, se consideran herederos del espíritu que llevó a Himmler y sus SS hasta el lugar.



Ambiente festivo durante la celebración del solsticio de verano en Externsteine.
También es habitual la presencia de neopaganos –entre los que a menudo se cuentan algunos miembros de los grupos antes mencionados–, especialmente durante la celebración de fechas concretas como los solsticios. Externsteine es también un foco de interés para ciertas asociaciones e investigadores de corte esotérico, para quienes el lugar se encuentra en una importante concentración de energías sagradas, constituyendo un enclave sagrado de primer orden. Por otra parte, algunos grupos de mujeres practicantes de brujería Wicca acuden al lugar para realizar “rituales” relacionados con la fertilidad, y no faltan miles de curiosos que acuden únicamente para participar en el ambiente festivo que se vive en las fechas de los solsticios o en la noche de Halloween.
Galería con fotografías de celebraciones en Externsteine (Flickr!)
Bibliografía:
-VV. AA. Archaeology and folklore. Capítulo 11. On the folklore of the Externsteine, or a centre for germanomaniacs. Ed. Routledge, Londres, 1999.

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