Excelente artículo, gran parte de cuyo interesantísimo contenido (especialmente el rescatado por Terragno) queda también recogido en la magnífica obra “La involución hispanoamericana”, del abogado y economista argentino Julio C. González.
EXCELENTE CONFERENCIA DEL AUTOR:
https://www.youtube.com/watch?v=4ur2GgKwmyw&list=PLD4B4A555B8412609&index=1
¿Cómo no detestar a esa nación
inglesa, después de descubrir lo que hizo -y sigue haciendo- con
nosotros?
Luego de leer este documento es imposible seguir sosteniendo las tesis
nacionalistas. Queda demostrado que las independencias americanas,
especialmente la Revolución en Buenos Aires, fueron parte de un plan
concebido en Gran Bretaña un siglo antes.
El artículo es valioso. Contiene una profunda denuncia de esa época, y
de las cosas que ocurrieron, cuyas consecuencias se las siente hasta el
día de hoy en algunos aspectos. La desmitificación de Bolívar y de la
“sacrosanta independencia que nos dió libertad”, según el cándido decir
de historiadores “modernos” se la ve expuesta en su verdadero carácter.
Ya sabemos, pues varios autores como Rumazo González lo han demostrado, que la independencia no fue una “guerra popular” nacida de la participación de las masas populares indoamericanas, sino una causa defendida por élites criollas, a cuya cabeza al norte del subcontinente estuvo Bolívar, perfecto agente del capitalismo mercantil inglés, financiado por este, y al sur San Martín, financiado, a su vez, por Francia. Este “apoyo a la independencia” por las potencias europeas citadas no fue lírico ni romántico, ni obedecía a abstractos ideales. Eran necesidades concetas de expansionismo comercial. Eran intereses neocoloniales muy concretos.
Núñez Sánchez publicó hace décadas el libro “El Mito de la Independencia”, en el que aparecen los nombres de los oficiales británicos que reclutaban mercenarios para venir a luchar “por la independencia de América”, y el nombre de los barcos que llegaron tempranamente a Venezuela, con el numero de “pasajeros” que trajo cada uno. No habrá sido de interés popular esta independencia si fue fraguada entre banqueros ingleses, y contó con la participación de miles de soldados británicos. Se trataba de la libertad comercial. Esto favorecía a los fabricantes ingleses, que con sus mercancías pronto arruinaron a la “industria nacional”, pasmando las bases de un desarrollo endógeno, que fortaleció las causales del subdesarrollo estructural, del que, debido a la actual división internacional del trabajo, es imposible salir. Sobre esto teorizan mucho, con abundantes datos, tanto Eduardo Galeano en su libro “Las Venas abiertas de América Latina”, como Agustín Cueva, en su premiado libro que es desconocido en Ecuador, pero que ha tenido ya veinte ediciones en el extranjero:
“El Desarrollo del capitalismo en América Latina”.
Muy interesante la cita respecto al separatismo de la oligarquía guayaquileña, disfrazado ahora de “lucha autonomista”. Cabe agregar que en la revista HUMBOLDT, N° 126, aparece un artículo titulado “UN CULPABLE INOCENTE”, escrito por Ottmar Ette, en el que se apunta que el sabio alemán fue una especie de agente secreto que vino a investigar las riquezas naturales, minerales, agrícolas, de estas tierras, y que la información que recabó se la pasó a los ingleses, que asi vieron incentivado su interés por apropiarse de estos mercados, La independencia es un mito pues nunca nos liberamos de la injusticia, de la dominación extranjera, ya que Bolívar lo primero que hizo fue entregar todas las minas, desde el Atlántico hasta el Potosí, a compañías inglesas.
El statu quo interno no varió en nada. Seguimos siendo víctimas de un régimen de castas creado en la colonia, que sobrevivió y al que ni la revolución liberal hizo nada por destruir. El papel jugado por la familia Wrihgt es desenmascarado aqui pero cabría precisar lo suficiente al respecto para que quede totalmente claro. Valdría la pena difundir ese artículo sobre Humboldt, que reproduje en 1999 en la revista “Propuesta”, de la que solo salieron tres números. El trabajo por esclarecer esta temática es necesario para que la actual generación abra los ojos y deje de festejar y celebrar a “los libertadores” que solo fueron representantes de la rapiña inglesa.
El texto es veraz y objetivo y lo considero un aporte. Por lo demás, la independencia, cayendo como caímos en manos del siniestro Flores, realmente significó un retroceso en temas que ahora se conocen con el nombre de justicia social y derechos humanos. Baste leer los requisitos que la Constitución de Riobamba, de 1830, impuso para ser ciudadano, para tener derecho a elegir y ser electo, para entender que la independencia no cambió nada, y que con ella nació el estado oligárquico que hasta ahora nos rige. Agentes de la injusticia social y de la dominación económica y comercial inglesa es lo que fueron “nuestros libertadores”. Lúcido texto que permite dilucidar profundamente sobre estos fenómenos.
Muchas cosas en evidencia, desde la evidente intención de destrozar la fructífera industria textilera mediante “dumping” hasta la flagrante financiación de los “libertadores” por la corona de Albión. Artículo demoledor!
Quito y la geopolítica inglesa:
1698-1830 Una breve aproximación histórico
“Los ingleses considerados como pueblo, son tan
imprudentes, tan estrechos y tan poco prácticos en cosas políticas como
cualquier otra nación. Pero poseen una tradición de confianza, pese a su
gusto por los debates y las controversias públicas. La diferencia esta
que el inglés es ‘objeto’ de un Gobierno con antiquísimos y triunfantes
hábitos” – Oswald Spengler
Quito en el mundo de los siglos XVI Y XVII
Algo más de un lustro después de haber
sido fundada San Francisco de Quito trascendió por primera vez al ámbito
de las líneas geopolíticas europeas debido al descubrimiento del río
más largo y caudaloso de la Tierra[1],
llamado inicialmente por “los argonautas de la selva” sus descubridores
españoles: “Río San Francisco de Quito” y finalmente “Río de las
Amazonas”.
La expedición que había partido de
Guayaquil y Quito en 1541 y llegó a célebre término en la desembocadura
del “río-mar” en el Océano Atlántico en 1542. El conquistador y
descubridor Francisco de Orellana firma en Valladolid las capitulaciones
conformes con el Príncipe Regente de Castilla, Felipe de Austria, en
ausencia de su padre Carlos I de Castilla y V del Sacro Imperio Romano
Germánico, quien se encontraba fuera de España tratando sus asuntos
europeos, entonces se le conceden los títulos de Adelantado y Capitán
General de la Nueva Andalucía a Orellana que sin embargo no pudo ver sus
expectativas cumplidas al morir tres años después en las playas
Atlánticas del Amazonas que descubriera un 12 de Febrero de 1542[2].
Tuvo que transcurrir casi un siglo para
que en 1637-38, el explorador Pedro de Texeira al servicio Felipe III de
Portugal y IV de Castilla respectivamente, remontara el curso del
Amazonas desde el Atlántico hacia Quito, reconfirmando así la
posibilidad y la existencia de comunicación directa entre el Océano
Atlántico y el Virreinato del Perú. Conformando así una realidad
bi-oceánica de facto para los Reinos americanos con todas las
implicaciones geopolíticas de este hecho de por medio. En 1639 la
expedición se volvió a realizar desde Quito hacia el Gran Pará por
decisión de las autoridades virreinales, pero en esta ocasión Texeira
fue acompañado por los jesuitas Cristóbal de Acuña y Andrés de Artieda[3],
personas de confianza de la Audiencia de Quito, delegados del Virrey
del Perú. Por órdenes superiores Acuña realizaría una importante y
mundialmente conocida crónica de esta exploración.
Entre 1542 y 1639 la Monarquía Hispánica tuvo prohibido a sus súbditos penetrar o escribir sobre el gran Río Amazonas.[4]
“Oficialmente estaba proscrito describir al Amazonas geográficamente,
peor darlo a conocer al mundo, pues, había el temor de que potencias
enemigas, que asediaban el subcontinente sudamericano, “invadieran” el
río-mar apropiado por España, cuando éste era todavía una maraña
inexpugnable y su extensa cuenca fluvial era virgen para el mundo
occidental, con la excepción de la incursión de Orellana… Tales
potencias eran además Holanda, Inglaterra, Francia y Portugal, las
cuales habían recibido ‘concesiones’ de la corona para ‘colonizar’
Guyanas y la desembocadura del río.”[5]
En 1640, Cristóbal de Acuña presentó su
relación al Rey Felipe IV de España. Se llama a esta la “crónica breve”
donde se incluía un mapa del curso del Amazonas hasta las faldas de los
Andes con Quito como cabecera política de la región. Su informe y mapa,
fueron prohibidos de publicarse por ser “estratégicamente importantes”[6],
como se diría ahora “reserva geopolítica”… “en la jerga de seguridad
del Consejo de Indias, los papeles de Acuña eran ‘clasificados’ para las
preocupadas autoridades de la corona. Y por ello: ‘hásele mandado no
saque a la luz nada, porque los enemigos no emprendan continuar esta
navegación y perficcionarla’.”[7]
Debido a estos hechos “Acuña tuvo entonces que volver a escribir una segunda relación,
eliminando de aquella los detalles geográficos y estratégicos
inconvenientes a la Corona… la orientación de la segunda crónica será
amplia y diversificada en secciones y apostillas elegantes. Esta es la
crónica oficial, la que ha venido leyendo y conoce el mundo occidental
desde los años señalados (1641, 1645). Su ficha es: Nuevo Descubrimiento
del Gran río del Amazonas, el año de 1639, por la Provincia de Quito,
en el Reyno del Perú. Madrid.”[8] [9]
Esta crónica tendrá tremendas consecuencias geopolíticas para el Imperio Hispánico.
1698: Inglaterra pone sus ojos en Quito.
Geopolíticamente hablando el primer
documento público, o uno de los primeros documentos públicos ingleses
que hace referencia a Quito[10] es la edición inglesa de 1698 de la crónica de Acuña: Voyages and discoveries in South America. The
first up the river of Amazons to Quito in Peru, and back again to
Brazil, perform’d at the Command of the King of Spain by Christopher d’
Acugna… Done into English from the Originals… London, printed for S.
Buckley, 1698.[11] Aquí se señala acuciosamente:
“Las siguientes relaciones son de los
descubrimientos de las partes más ricas del mundo, aún no pobladas por
los europeos, y otras que aunque poco conocidas, dignas… por todas las
bendiciones de paz, ningunas otras parecen tan encantadoras o rentables que (para) la navegación y el comercio, especialmente para la nación inglesa
(el resaltado es mío), cuyo genio es mucho más inclinado a las mejoras
en el mar y las plantaciones en el extranjero, las cuales traen gran
riqueza al reino, particularmente esas en América, donde los españoles
por su mala conducta han dado oportunidades a algunos de sus vecinos
para poner una parte de la riqueza y el comercio de esta vasta tierra
extensión de tierra.
El frecuente saqueo de sus ciudades (poblaciones) y aprovechamiento (sic) de sus barcos por los ingleses, franceses, y los holandeses, puso a Felipe III en la búsqueda de nuevas vías de transporte de los tesoros de Perú, Chile, y (Nueva) Granada hacia España para lo cual [la costa en el Golfo de México es bien conocida tanto como las de Europa] ordenó desde la Corte en Madrid a los gobernadores de Brasil y Perú enviar (una misión) para intentar la navegación del gran río de las Amazonas, allí donde se encontraron (practicable o prácticamente en francés en el original) el oro, plata, y otras mercancías del Perú (la Real Audiencia de Quito incluida) y de países adyacentes que podrían ser enviados hacia el sur (down –sic) por el Pará, donde poner y abordar a los galeones que se encuentran menos expuestos allí, que en Cartagena, Porto Belo, o Vera Cruz, las averiguaciones (sobre) la boca de ese río son desconocidas y peligrosas a los extraños – extranjeros.”[12] [13]
El frecuente saqueo de sus ciudades (poblaciones) y aprovechamiento (sic) de sus barcos por los ingleses, franceses, y los holandeses, puso a Felipe III en la búsqueda de nuevas vías de transporte de los tesoros de Perú, Chile, y (Nueva) Granada hacia España para lo cual [la costa en el Golfo de México es bien conocida tanto como las de Europa] ordenó desde la Corte en Madrid a los gobernadores de Brasil y Perú enviar (una misión) para intentar la navegación del gran río de las Amazonas, allí donde se encontraron (practicable o prácticamente en francés en el original) el oro, plata, y otras mercancías del Perú (la Real Audiencia de Quito incluida) y de países adyacentes que podrían ser enviados hacia el sur (down –sic) por el Pará, donde poner y abordar a los galeones que se encuentran menos expuestos allí, que en Cartagena, Porto Belo, o Vera Cruz, las averiguaciones (sobre) la boca de ese río son desconocidas y peligrosas a los extraños – extranjeros.”[12] [13]
Esta primordial declaración de los
intereses sobre estas regiones “tan encantadoras” y “rentables para la
navegación y el comercio, especialmente para la nación inglesa”,
demuestra el inicio de un plan estratégico de desestabilización del
Imperio Hispánico con el objetivo de sustraer del espacio español
americano a las Provincias o Reinos de las Indias Occidentales para
beneficio y usufructo de la esfera geoeconómica y comercial inglesa, es
decir, para constituir a estas regiones en Estados tributarios de lo que
más tarde se denominaría el Reino Unido de Gran Bretaña.
Notable es que en esta misma edición
inglesa de la obra del Padre Acuña, se incluya un mapa del norte de la
América del Sur: Perú, Quito, Reino de Granada (Kingdom of Granada), Los
Quijos, Venezuela, Nueva Andalucía, Guyana, Carabuyanas y Brasil; con
una precisión destacable para la época y donde el río Amazonas nace en
Quito:
La delineación geográfica del trazado del
mapa se basa indudablemente y como se señala allí mismo en la relación
de Acuña. Convirtiendo a Quito un objetivo estratégico inglés, la llave
para las riquezas del Perú que podrían ser transportadas por el
Amazonas hacia el Atlántico por el Pará como se menciona en la
introducción precitada del libro.
Clara y acertada fue la previsión de las
autoridades españolas en prohibir la difusión de los detalles
relacionados a la cuenca del río Amazonas, donde los intereses de sus
adversarios globales le acarrarían el desmembramiento de sus provincias
ultramarinas.
1711: “Una propuesta para humillar a España”.
A comienzos del Siglo XVIII el atraso de
España respecto de Francia e Inglaterra era considerable. En el intento
de recuperar la supremacía española, la dinastía real de la Casa de
Borbón inició una serie de transformaciones conocidas como reformas borbónicas.
En América tales medidas fueron motivo de descontento y estimularon
ideas de sedición sobre todo en los sectores afectados por las mismas.
Carlos III fue el máximo exponente de esa voluntad de reformas,
pretendiendo con estas hacer más eficiente la administración del Estado;
liberar el comercio, impulsar la educación y las ciencias, aumentar los
tributos, y sobre todo concentrar el poder político en la Corona
violentando de esta manera muchos fueros tradicionales de las Españas
europeas y americanas[14], generando así una severa crisis económica en el Reino de Quito.
El tramado de la historia nos devela que
existieron intereses mucho más poderosos detrás de la crisis a lo largo
del continente y en particular en Quito. En un folleto extraño por su
poca difusión y perturbador por su alevosía titulado “Una propuesta para
humillar a España”, escrito en 1711 en Inglaterra “por una persona de
distinción” se menciona un funesto plan para acabar con la Monarquía
Católica Hispánica, atacando su principales puntos y centros de poder y
comercio, que entonces gravitaban en torno al núcleo continental del
Virreinato del Perú, los actuales Ecuador, Perú y Bolivia. Se dice allí
de Quito:
“…dada la considerable falta (?) que
tienen de estas mercaderías (textiles ingleses), que tanto necesitan el
consumo de ellas, aumentaría, porque nuestros productos y tales son
irrazonablemente caros (debido a la restricción del libre comercio en
ese entonces), por las razones ya mencionadas, y así los pobres y aún
los comerciantes, hacen uso de las telas de Quito para sus vestidos y
solo los mejores usan géneros y telas inglesas. Pero si de una vez,
nosotros podemos fijar nuestro comercio, por el camino que yo propongo
(directamente por Buenos Aires y a través del continente hacia el
interior, sin tener que pasar por Cádiz), con seguridad, arruinaríamos, en pocos años, la manufactura de Quito (el resaltado es mío).”[15] [16]
Tal como sucedería finalmente hacia
finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX hasta la mal llamada
independencia. Irónicamente puedo decir que con sorpresa. Este se
conformó entonces como un plan estratégico británico en 1711 para conquistar las Provincias de España en América.
La apertura del comercio trajo
devastadoras consecuencias para Quito y la sierra centro-norte del
actual Ecuador. Los paños ingleses introducidos a precios más bajos que
los quiteños, significaron la pérdida del mercado del norte del
Virreinato del Perú. La necesidad de remitir fondos para la defensa de
Cartagena de Indias ocasionó la escasez del circulante. La crisis
económica estuvo acompañada de una grave convulsión social ocasionada
tanto por las rebeliones indígenas[17],
como por la creciente incertidumbre de los barrios, quienes en forma
tradicional protestaban contra esta situación al grito de “¡VIVA EL REY!
– ¡ABAJO EL MAL GOBIERNO!”, demostrando así que ante todo y más allá
del pronunciamiento el Rey era el Rey. Un Rey distante pero benévolo.
El largo siglo XVIII – Plan Maitland-Pitt
Desde la elaboración del plan para
humillar a España que como se puede comprobar fehacientemente con los
hechos históricos sucedidos desde entonces fue cumplido al pie de la
letra hasta la formal secesión de Quito y de las demás Españas
americanas respecto de la España europea, transcurrieron 111 años
(1711-1822), un largo siglo XVIII decadente por causa de la acción
externa de Inglaterra y de la extenuada biología política imperial
hispana.
El general escocés Thomas Maitland diseñó
en el año 1800 un “Plan para capturar Buenos Aires y Chile y luego
emancipar Perú y Quito”, donde se expone como Inglaterra se propone la
conquista de la América del Sur. Para 1804 este plan
fue adoptado por el Primer Ministro británico William Pitt (el joven).
Maitland en despacho a Pitt delimita la acción a ser concretada con
estas palabras:
“Estimado Señor: Hace un tiempo tuve el
honor de someter a su consideración el borrador de un plan para atacar
los asentamientos españoles en el Río de la Plata. Mi objetivo era
procurar a Inglaterra un beneficio grande, aunque en cierto modo
limitado, abriendo un nuevo y extenso mercado para nuestras
manufacturas… que tuviera como objetivo la emancipación de esas inmensas
y valiosas posesiones y la apertura de una fuente de permanente e
incalculable beneficio para nosotros, resultado de inducir a los
habitantes de los nuevos países a abrir sus puertos y recibir nuestras
manufacturas, de Gran Bretaña y de la India…
Una expedición a Caracas desde las Antillas, y una fuerza enviada a Buenos Aires, podrían realmente proveer la emancipación de los colonos españoles en las posesiones orientales, pero el efecto de tal emancipación, aunque considerable, no podría jamás ser tenido por seguro en las más ricas posesiones de España en la costa del Pacífico, y es menester observar que la razón por la cual los españoles han asignado importancia a sus posesiones orientales es que ellas sirven como defensa para proteger sus más valiosas posesiones occidentales… Por lo tanto, yo concibo que, con vistas a un impacto sobre el conjunto de las posesiones españolas en Sud América, nada de sustancial puede lograrse sin atacar por ambos lados, aproximadamente al mismo tiempo (Nota del autor del artículo: Bolívar y San Martín), con un plan y una coordinación tales que nos permitan reducirlos, por la fuerza si fuera necesario, en todas sus inmensas posesiones sobre el Océano Pacífico.”[18]
Una expedición a Caracas desde las Antillas, y una fuerza enviada a Buenos Aires, podrían realmente proveer la emancipación de los colonos españoles en las posesiones orientales, pero el efecto de tal emancipación, aunque considerable, no podría jamás ser tenido por seguro en las más ricas posesiones de España en la costa del Pacífico, y es menester observar que la razón por la cual los españoles han asignado importancia a sus posesiones orientales es que ellas sirven como defensa para proteger sus más valiosas posesiones occidentales… Por lo tanto, yo concibo que, con vistas a un impacto sobre el conjunto de las posesiones españolas en Sud América, nada de sustancial puede lograrse sin atacar por ambos lados, aproximadamente al mismo tiempo (Nota del autor del artículo: Bolívar y San Martín), con un plan y una coordinación tales que nos permitan reducirlos, por la fuerza si fuera necesario, en todas sus inmensas posesiones sobre el Océano Pacífico.”[18]
¿Y Quito? Pues como señala el nombre del plan, los objetivos son el Perú y Quito:
“… un ataque sobre ambos lados sin
conexión o relación entre sí, aun cuando ambos sean exitosos, no nos
conduciría a nuestro gran objetivo que es abrir el comercio de toda
Sudamérica (en concordancia con el plan de 1711)… La perspectiva de un
beneficio inmediato e inmensa riqueza naturalmente inclinará a los
participantes en esta operación a dirigir sus miradas, de inmediato, a
las ricas provincias de Perú y Quito… Chile se convertiría en un punto
desde el cual podríamos dirigir nuestros esfuerzos contra las provincias
más ricas… El fin de nuestra empresa sería indudablemente la
emancipación de Perú y México [Quito], lo cual solo se podrá mediante la
posesión de Chile.”[19]
Así concluye el decisivo documento. La
recóndita política exterior inglesa en esta ocasión había de coronar sus
aspiraciones con los objetivos cumplidos pocos años más tarde. Simón
Bolívar y José de San Martín fueron por lo tanto meros ejecutores de los
planes británicos.
La invasión anglo – caribeña.
El capacitado historiador guayaquileño
Jaime Rodríguez denominaría acertadamente al proceso de separación e
independencia forzada por parte de las tropas bolivarianas como “la
conquista del Reino de Quito”. El iluminado y anglófilo Bolívar[20] no tenía la intención de permitir a Quito, ni a Guayaquil, ni a Cuenca decidir sobre sus destinos:
“Los americanos no estaban subyugados por
los ‘brutales españoles’: durante la mayor parte del Antiguo Régimen,
la Monarquía española no mantuvo un ejército regular en América, y
cuando se formó uno tras la Guerra de los Siete Años (1756-1763), la
mayoría de los oficiales y soldados eran americanos. La Monarquía
española nunca tuvo los recursos para dominar el Nuevo Mundo por la
fuerza, especialmente después de seis años de guerra encarnizada en la
Península y de la ocupación francesa de 1808-1814. La lealtad de los
pueblos de la región (América) hacia la Monarquía española fue producto
de una cultura política compartida y de los lazos sociales y económicos.
En el caso específico del Ecuador, es importante situar la ‘revolución de Quito’ en un contexto más amplio y examinar lo que sucedió entre el fracaso de la Junta de Quito a finales de 1812 y la declaración de independencia de Guayaquil, a finales de 1820. En esa época había muy pocos españoles en América. Si el pueblo del Reino de Quito hubiera querido la independencia, podría haberse rebelado mucho antes de 1820. En lugar de ellos, ejércitos venidos de Colombia forzaron a Quito a aceptar su separación de la Monarquía española y a asumir un estatus secundario dentro de la nueva nación colombiana… irónicamente, la emancipación tuvo como resultado la conquista del Reino de Quito por parte de las fuerzas colombianas”.[21]
En el caso específico del Ecuador, es importante situar la ‘revolución de Quito’ en un contexto más amplio y examinar lo que sucedió entre el fracaso de la Junta de Quito a finales de 1812 y la declaración de independencia de Guayaquil, a finales de 1820. En esa época había muy pocos españoles en América. Si el pueblo del Reino de Quito hubiera querido la independencia, podría haberse rebelado mucho antes de 1820. En lugar de ellos, ejércitos venidos de Colombia forzaron a Quito a aceptar su separación de la Monarquía española y a asumir un estatus secundario dentro de la nueva nación colombiana… irónicamente, la emancipación tuvo como resultado la conquista del Reino de Quito por parte de las fuerzas colombianas”.[21]
Inglaterra como instigadora de la
subversión, no solo que permitió el reclutamiento de mercenarios, sino
que alentó el mismo; llegaron en cantidades considerables los ingleses
para engrosar las filas de los separatistas, completando 720 en 1817, a
los que se sumaron nada menos que 5088 incorporados en 1819. Todos estos
actuarían taxativamente para la consecución de los fines de sus amos.
Bolívar mandó a Antonio José de Sucre a
Guayaquil con 700 soldados para la liberación de la sierra quiteña.
Sucre se puso al mando no sólo de los efectivos colombianos, sino
también de un contingente de tropas guayaquileñas e inglesas, estas
últimas ordenadas en al Batallón Albión bajo el comando de los generales
John Illingworth[22] y Daniel Florencio O’Leary[23] [24].
Una vez que Sucre se instaló en Guayaquil, intentó penetrar la sierra por Alausí, pero fracasó en dos ocasiones. En vista de esa experiencia, cambió de estrategia, incursionando por Cuenca, donde el poder realista había sido restaurado. Con la ayuda de un contingente enviado por San Martín, Sucre derrotó a las tropas realistas acantonadas en Cuenca en febrero de 1822. Las tropas realistas se retiraron a Quito donde estaba su comandante Melchor Aymerich. Luego Sucre avanzó hacía Quito con 3.000 efectivos enfrentándose exitosamente con el ejército realista de Melchor Aymerich en las faldas del Pichincha el 24 de mayo de 1822. Los 3000 mil efectivos que ganaron la Batalla del Pichincha eran mayormente soldados reclutados en Colombia, Venezuela e Inglaterra como correspondía al ejercito multinacional que había armado Bolívar, sin embargo no se encontraban quiteños en el mismo.
Una vez que Sucre se instaló en Guayaquil, intentó penetrar la sierra por Alausí, pero fracasó en dos ocasiones. En vista de esa experiencia, cambió de estrategia, incursionando por Cuenca, donde el poder realista había sido restaurado. Con la ayuda de un contingente enviado por San Martín, Sucre derrotó a las tropas realistas acantonadas en Cuenca en febrero de 1822. Las tropas realistas se retiraron a Quito donde estaba su comandante Melchor Aymerich. Luego Sucre avanzó hacía Quito con 3.000 efectivos enfrentándose exitosamente con el ejército realista de Melchor Aymerich en las faldas del Pichincha el 24 de mayo de 1822. Los 3000 mil efectivos que ganaron la Batalla del Pichincha eran mayormente soldados reclutados en Colombia, Venezuela e Inglaterra como correspondía al ejercito multinacional que había armado Bolívar, sin embargo no se encontraban quiteños en el mismo.
Julio Albi explica el siguiente dato fundamental acerca de la batalla de Pichincha:
“El Ejército realista, en la que sería su
última batalla en el reino de Quito, estaba formado sobre todo por
americanos. Los jinetes procedían todos del reclutamiento local
(criollos y quiteños por tanto). En cuanto a los infantes, el batallón
de Tiradores de Cádiz era ‘casi todo de europeos… y los otros Cuerpos
españoles o realistas, compuestos de americanos’ ”[25]
Ingleses versus quiteños: Papel destacado en esta batalla fue el protagonizado por el Batallón Albión[26]. Carlos García Arrieche lo refiere así:
“La oportuna y decisiva participación del
Albión en Pichincha, en aquel memorable 24 de mayo de 1822, ha quedado
perpetuada y reconocida en el fragmento del parte oficial del combate
emitido por el general Sucre, donde expresa: ‘Las municiones se estaban
agotando… Tres compañías del Aragón, el mejor batallón realista estaban
ya a punto de flanquear a los patriotas, cuando llegaron, con el resto
del parque, las tres compañías del Albión, con su coronel Mackintosh a
la cabeza; y entrando con la bizarría que siempre ha distinguido a este cuerpo, puso en completa derrota a los de Aragón.”[27]
Presagio de un futuro de dominación y
coloniaje económico, cultural y cada tanto –cuando lo ameritara-
político. La luz que vino del norte arrasó con todo a su paso.
Después de la celebración del triunfo,
Sucre presionó al ayuntamiento quiteño para que incorporara al
territorio de la Real Audiencia de Quito a la República de Colombia.
Aunque algunos miembros de la aristocracia quiteña se resistieron, el
ayuntamiento finalmente cumplió con el pedido de Sucre. En junio de
1822, Bolívar entró a Quito después de haber derrotado a efectivos
realistas en Pasto.
“Aceptando las exigencias británicas
dentro de los rumbos trazados por Bolívar” el 18 de abril de 1825 se
firmó entre los plenipotenciarios de Gran Bretaña y la Gran Colombia el
Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, “que no difiere
sustancialmente” de los tratados celebrados ese mismo año por las
Provincias Unidas del Río de la Plata y Chile, y más tarde por Perú y
México con la gran potencia talasocrática. Para cuando el Ecuador se
constituyó como un Estado “soberano” separado de la Gran Colombia en
1830, ya tenía normadas sus relaciones exteriores, comerciales y
políticas, en condiciones de exclusividad con Inglaterra, aún antes de
dotarse de su norma fundamental, de su primera Constitución.[28]
The Aftermath: Colofón del vasallaje.
Finalmente, la geopolítica inglesa había
extendido exitosamente las líneas de sus redes hasta Quito como
pretendía desde 1698. El hemisferio americano había sido transferido de
Provincias o Reinos de España a Estados tributarios ingleses. Leviatán
se había impuesto sobre Behemot y la isla (extra-europea) del creciente
interior se enseñoreaba en el creciente exterior de la tierra, en la
periferia del mundo desarrollado como se diría hoy.
El general Juan José Flores –venezolano
de nacimiento-, primer presidente del Estado del Ecuador (tributario de
Inglaterra) desde mayo de 1830 –sin la denominación de República por
entonces-, lo reconocería por decreto con estos términos:
“Juan José Flores, Presidente del Estado
del Ecuador, etc. Habiendo tenido noticias oficiales de la muerte de
S.M.B. el Rey Jorge IV y deseando dar un testimonio público del gran
sentimiento que ha cabido al Gobierno de ese Estado y a todos sus
habitantes, por la pérdida de un monarca que ha sido el más firme apoyo
de nuestros derechos en la gloriosa contienda de la libertad e
independencia de Colombia y que supo estrechar con ella muy leales y
francas relaciones de amistad, comercio y navegación.
Decreta:
Art. 1°- Todos los individuos del
Ejército y Marina (¿Cuál marina? ¿Los mercenarios y súbditos ingleses
como el almirante Illingworth acaso?) llevarán por ocho días
consecutivos desde la publicación de este Decreto, el luto prevenido por
el Reglamento sobre divisas y uniformes de 20 de julio de 1828. (!)
Art. 2°- Por igual tiempo pondrán todos
los empleados públicos un lazo negro en el brazo izquierdo y en
particular en el sombrero. (!)
Art. 3°- El Ministro Secretario del Despacho, queda encargado de la ejecución.
Quito, a 28 de Octubre de 1830.
J.J. Flores.”[29]
Con estos rigurosos honores a un monarca británico iniciábamos pomposamente nuestra vida “independiente”.
[1]
Los más recientes estudios geográficos dan cuenta del Amazonas desde su
origen fluvial es el más largo del mundo con 6800 km, seguido por el
Nilo con 6756 km.
[2] Salvador Lara, Jorge, Quito y el Emperador Carlos V, Quito, 1958.
[3] Andrés de Artieda, Lector de Teología del colegio de Quito. Desconozco si el Padre Artieda era criollo o no.
[4] Burgos Guevara, Hugo, La crónica prohibida. Cristóbal de Acuña en el Amazonas, Ed. Fonsal, Quito 2005, pág. 17
[5] Ibídem
[6] Ibídem, pág. 89
[7] Ibídem
[8]
Ibdídem, pág. 19 “Adicionalmente debemos mencionar que el Memorial de
Acuña, elevado al Real Consejo de Indias el 20 de marzo de 1641, tuvo
una primera edición con el título mencionado antes. No quedan ejemplares
de esta obra, por lo que ha circulado más la Relación reproducida en la
conocida crónica del padre Manuel Rodríguez, El Marañón y el Amazonas, publicada
en 1684. Todas las ediciones siguientes, en inglés, francés, portugués,
alemán y español, se han basado en la edición de 1684.”
[9]
Ibídem, págs. 91-92. Autoridad como Jaime Regan dice de este libro: “De
ella quedan muy pocos ejemplares en el mundo, llegándose a cotizar uno
de ellos en el mercado de anticuario en USA $10.000 (USD)”. “No se debe
confundir esta segunda crónica con la primera, no solo por las
implicaciones de deformación histórica, sino porque la primera ha
permanecido enclaustrada en Roma, y su identidad ha sido confundida ante
la conciencia mundial. La crónica primigenia, escrita por Acuña, reza
así: RELACION DEL DESCUBRIMIENTO DEL RÍO DE LAS AMAZONAS OY [sic] RIO DE
SAN FRANCO DEL QUITOY DECLARACIÓN DEL MAPA EN DONDE ESTÁ PINTADO. Fue
encontrada por Hugo Burgos G. en Archivum Romanum Societatis Iesu
(Letras Annuas de la Vice provincia de Quito y el Nuevo Reino en los
Reynos del Peru 1605-1669, R.et Q. 15I,-9, Folio 274-280). El documento es manuscrito, paleografía jesuítica de comienzos del siglo XVII.”
[10]
Como lo hemos referido: entiéndase que al referirnos a Quito abarcamos a
todo el actual territorio de la República del Ecuador, de la entonces
Real Audiencia de Quito (que incluía territorios del actual sur de
Colombia y norte del Perú) y del conocido Reino de Quito-del denominado
Departamento del Sur de la Gran Colombia-. La Audiencia y finalmente
Capitanía General de Quito –Sede virreinal de facto con Mourgeon-.
[11] Voyages
and discoveries in South America. The first up the river of Amazons to
Quito in Peru, and back again to Brazil, perform’d at the Command of the
King of Spain by Christopher d’ Acugna… Done into English from the
Originals… London, printed for S. Buckley, 1698. Biblioteca de la
Academia Nacional de la Historia de la Repúplica Argentina – Buenos
Aires. Se señala en la introducción al mismo: “Accordingly they
departed (Father d’ Acugna and Pedro d’ Texeira) from Quito Jan. 16.
1639 and arrived at Para Dec. 12. following. Thence he went into Spain,
and presented to the King his Master an –amuse- relation of the said
River; which was published at Madrid in 1641, and entitled Nuevo
descubrimiento del gran Río de las Amazonas, in 4…”
[12] Ibídem, Introducción, traducción del autor del presente artículo.
[13] Un precedente histórico del denominado eje multimodal Manta-Manaos.
[14] Espinosa Fernández de Córdoba, Carlos, Historia del Ecuador en contexto regional y global, Ed. Lexus, Barcelona – España, 2010., pág. 432.
[15] “Una persona de distinción”, Una propuesta para humillar a España, traducción,
advertencia preliminar y notas del Capitán de Fragata Bernardo N.
Rodríguez, Ed. Del Comando en Jefe de la Armada de la República
Argentina, Libros e impresos raros, Buenos Aires, 1970, pág. 20
[16]
“Curiosamente” esta ruta de “libre comercio” que preveía el folleto
citado fue la misma ruta que utilizó José de San Martín para su campaña
“libertadora” desde Buenos Aires al Perú y culminada por las huestes de
Lavalle en las batallas de Riobamba y Pichincha, campaña que se vería
rematada con sendos tratados comerciales con Inglaterra.
[17]
El historiador Carlos Espinosa Fernández de Córdoba señala al respecto:
“Hay que recordar que la fiebre de sublevaciones indígenas que
persistió a lo largo del siglo anterior (siglo XVIII) no constituyó una
verdadera amenaza al sistema imperante”, Ob. Cit., pág. 437
[18] En: Terragno, Rodolfo H., Maitland & San Martín, Universidad Nacional de Quilmes – Argentina, 1998; y Diario íntimo de San Martín. Londres 1824. Una misión secreta, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 2009.
[19] En: Terragno, Rodolfo H., Maitland & San Martín, Universidad Nacional de Quilmes – Argentina, 1998; y Diario íntimo de San Martín. Londres 1824. Una misión secreta, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 2009.
[20] Así opinaba el “Libertador” sobre Quito: “… hombres tan malvados e ingratos. Yo creo que le he dicho a Vd., antes de ahora, que los quiteños son los peores colombianos.
El hecho es que siempre lo he pensado, y que se necesita un rigor
triple que el que se emplearía en otra parte. Los venezolanos son unos
santos en comparación de esos malvados. Los quiteños y los peruanos son la misma cosa: viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo.
Los blancos tienen el carácter de los indios, y los indios son todos
truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún
principio de moral que los guíe.” Bolívar a Santander, Pativilca, 7 de enero de 1824, en Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, Tomo IV, págs. 12-14.
[21] Rodríguez, Jaime, La revolución política durante la época de la independencia - El Reino de Quito 1808- 1822,Coporación editora nacional, Biblioteca de Historia Volumen N° 20, Quito, 2006,, págs. 35, 36, 37
[22]
Illingworth es ancestro de muchos oligarcas ecuatorianos y de algún
separatista guayaquileño. Como Jefe de la Escuadra unida del Perú y
Colombia, sostuvo el sitio de El Callao y conjuntamente con el general
Salom; “tuvo el privilegio” de recibir la capitulación de esa plaza
fuerte –el último baluarte del Imperio en la América del Sur- el 21 de
enero de 1826.
[23]
Representando al gobierno británico asistió a los solemnes actos del
traslado de los restos del “Libertador” a Caracas, en 1842 colaborando
para que las ceremonias resultasen “dignas” del célebre hombre. Al
sugerir en una comunicación al Foreign Office –para quien trabajaba
desde 1840 cuando se reincorporó formalmente al servicio de “Su Majestad
Británica”- la conveniencia de enviar un navío de guerra para escoltar
al barco que conduciría a La Guaira desde Santa Marta, las cenizas de
Bolívar, O’Leary recalcaba: “Ningún gesto podrá satisfacer más a los
pueblos de Venezuela y Colombia que esta muestra de respeto a la memoria
de un hombre de Estado que en toda su vida pública mostró siempre un sincero deseo de mantener estrechas relaciones con Inglaterra”.
[24]
Cabe destacar que muchos de estos ingleses y sus descendientes pasaron a
formar parte de la oligarquía plutocrática ecuatoriana,
paradigmáticamente representados por la familia Wright, gracias a las
propiedades y dineros robados a sus legítimos dueños por acción y
“gracia” del “Libertador” que supo como recompensar a sus mercenarios.
[25] Albi, Julio, Banderas olvidadas- El Ejército realista en América”, Ed. De Cultura Hispánica, Madrid, 1990, pág. 328
[26] García Arrieche, Carlos, Británicos en la Emancipación Ecuatoriana, aparecido en el Boletín de la Academia Nacional de Historia Vol. 59, núm. 127-128, ene-dic. 1976, Quito, pág. 54
[27] Ibídem.
[28]
Este Tratado mantendría su plena vigencia hasta cuando se firmó otro de
índole similar esta vez entre el Ecuador ya como República separada y
Gran Bretaña durante el gobierno de Diego Noboa.
[29] Homenaje póstumo del Gobierno ecuatoriano, por la memoria de S.M.B. el Rey Jorge IV, de Gran Bretaña en Historia Diplomática de la República del Ecuador del
Dr. Jorge W. Villacrés Moscoso, quien señala al respecto: “Entre los
actos más significativos y por cierto curiosos, que merecen resaltarse
en las relaciones entre nuestro país e Inglaterra, figura el homenaje
póstumo, que rindió el Gobierno Ecuatoriano, presidido por ese entonces
por el General Juan José Flores, con motivo de la muerte de S.M.B. el
Rey Jorge IV, y lo hizo mediante el decreto correspondiente datado el 28
de octubre de 1830, es decir a los pocos meses de haberse separado el
Ecuador de la Gran Colombia y constituídose en estado independiente.”
La identidad entre el Tratado de Versailles y los Tratados de Paz por la Guerra de Malvinas, es absoluta
Palabras del Dr. Julio C. González ante el cenotafio de los mártires y héroes de Malvinas de 1982.
El
Dr. Julio Carlos González fue Secretario Legal y Técnico de la
Presidencia de la Nación periodo 1974-1976. Catedrático, autor de
importantes trabajos de investigación económica e histórica, entre ellos
"Los tratados de Paz de la Guerra por las Malvinas".
Señor Almirante Don Carlos Busser.
Admirados combatientes de la Guerra de Malvinas.
Señores Oficiales Superiores, Jefes, Oficiales.
Señores Suboficiales, Soldados y Combatientes, de las tres Fuerzas Armadas de la Nación en la Guerra de Malvinas.
Ciudadanos y Ciudadanas:
El
año próximo, 2012, se han de cumplir treinta años del acto bélico y
épico con el cual se Reconquistó el pedazo de nuestra patria que desde
hacía más de un siglo y medio, permanecía bajo el poder efectivo y
ostensible de una potencia extranjera: el Imperio Británico, ahora
denominado Common Wealth.
Este
29º aniversario es por lo tanto propicio para preparar la conmemoración
de la gesta y comenzar con la reconquista definitiva, de Malvinas y de
todo el patrimonio de nuestro territorio y ámbito marítimo austral.
El
2 de abril de 1982, tuvo un profeta lírico en la pluma de Olegario
Víctor Andrade (poeta de Gualeguaychú, Entre Ríos, 1839-1882).
En
su hoy olvidado poema titulado “Nido de Cóndores”, el vate señala que
el cóndor que siguió todas las guerras que procuraban la independencia
Absoluta y total de nuestra patria hispanoamericana, vuela hacia
Malvinas, archipiélago de tierra y sentimiento.
Y al respecto dice:
Y
allí estará hasta que la nave asome, portadora del héroe y de la
gloria, hasta que el mar patagón, cante a su paso los himnos de
victoria. Allí quedará esperando ese día, En la Cumbre bravía.
Y
ese día fue el 2 de abril de 1982, continuador de las victorias sobre
Gran Bretaña del 12 de agosto de 1806 (jornada de Reconquista) y del 4
al 7 de julio de 1807 (jornada de la Gran Batalla y Victoria de la
Defensa de Buenos Aires).
Este
último, dejó al invasor inglés con más de 2.500 muertos, 2.000 heridos y
mutilados y más de 4.000 prisioneros, tales las cifras de la primera
batalla y la primera gran victoria del Ejército Argentino (de tierra y
de mar) fundado frente a esos eventos intempestivos de los británicos.
Fue
un pueblo en Armas que formó un ejército con sus Jefes y Oficiales.
Regimientos de Patricios de todas las actuales provincias, de las
provincias del Alto Perú (cuyos efectivos fueron denominados
“arribeños”) de la provincia de Paraguay y de la provincia de la Banda
Oriental, 50.000 efectivos criollos, según lo detalla y relata el
Proceso a Whitelocke1 incoado y sentenciado en Londres en 1808.
Vencida
la conquista ostensible del territorio de nuestra patria que tenía en
aquel entonces 7.000.000 de km2, los británicos emplearon métodos
encubiertos para ejecutar sus planes de dominación:
El
2 de febrero de 1825 se firmó el Tratado de Amistad, Comercio y
Navegación cuyo art. 11º prohíbe que, en caso de interrupción,
rompimiento o guerra entre Argentina y Gran Bretaña, la Argentina
interrumpa sus vinculaciones comerciales con Inglaterra.
Prohíbe
asimismo que las propiedades inglesas ubicadas en nuestro país estén
sujetas ni a “embargo”, ni a “secuestro” ni a “requisición militar” ni a
ninguna otra exacción.
Es
de destacar que por el art. 2º de este Tratado, los ingleses tenían el
derecho exclusivo de navegar los ríos interiores de la Argentina y
llegar a cualquier paraje o puerto para ejercer su comercio.
Por
el art. 7º de este tratado, la Argentina, tenía prohibido arrendar
buques mercantes a otras potencias. De esta manera, toda la navegación
de ultramar, durante el siglo XIX quedó en manos de Inglaterra.
Consecuente
con esta conquista económica no apreciable a simple vista, Gran Bretaña
impuso el 1º de mayo de 1933, el Tratado Roca-Runciman, por el cual,
para perfeccionar el Tratado de 1825, Gran Bretaña se adjudicó el Banco
Central de la República Argentina y la Corporación del Transporte
Automotor de todo el país, como condición para seguir comprándonos
carnes.
Este sojuzgamiento,
único en el mundo llegó a su punto más alto con los Tratados de Paz por
la Guerra de las Malvinas, firmado en Madrid el 15 de febrero y en
Londres el 11 de diciembre de 1990.
Ambos
tratados firmados 8 años después de concluida la guerra constituyen el
Tratado de Versailles2 que mantiene a la Argentina cautiva.
Recapitular
esta situación en este gran día, 2 de abril de 2011, es el mejor
homenaje que podemos rendir a quienes con místico orgullo entregaron sus
vidas para que Malvinas y toda la Argentina fueran un país
categóricamente independiente.
Decía Blas Pascal que la fuerza rige el mundo, pero que la opinión pública rige la fuerza.
Por
eso, difundir todos los días la exigencia de derogar estos tratados es
inmortalizar a quienes dieron sus vidas y la justificación de nuestras
existencias. Que Dios, Nuestro Señor, fuerza de todas las fuerzas y
causa de todas las causas, nos otorgue la gracia de que esto sea muy
pronto.
Avance y Futuro. Perseverancia y Victoria. _____________________________________________________________________________________
1) “PROCESO INSTRUIDO al Teniente General Don JUAN WHITELOCKE (Jefe
superior del ejército inglés, vencido en la defensa de Buenos Aires”,
Buenos Aires, Arturo E. López, Editor, Victoria 766 – 1913. REIMPRESIÓN
de la Traducción de A. ZINNY, publicada en el año 1870.
2)
El tratado de Versailles fue impuesto por los vencedores de la Primera
Guerra Mundial a Alemania en 1919. El mismo determina:
a)
Cantidades de patrimonio de Alemania entregados a los vencedores: a.1)
Tierras cultivables entregadas a países vecinos: 15,0 % a.2) Hato o
porción de ganadi vacuno: 12,0 % a.3) Industria siderúrgica: 42,0 % a.4)
Yacimientos minerales: I) Cobre: 15,7 % II) Hierro: 48,0 % II) Cinc:
63,0 % IV) Plomo: 24,0 % a.5) Flota mercante: 90 % integrada por 5
millones de toneladas. a.6) Ferrocarriles: entregados y sacados del
país: 10.000 locomotoras, 225.000 vagones de carga, 8.000 vagones de
pasajeros.
b) Indemnización financiera: 132.000 millones de marcos oro.
Éste fue el monto finalmente pagado, aunque la suma inicial por gastos e
indemnizaciones de guerra fue fijada en 700.000 millones de marcos oro.
c) Forma de pago de la indemnización de guerra. Se impuso lo siguiente:
c.1) Elevación del volumen de exportaciones por encima de las
importaciones. c.2) Destino de los ingresos en moneda extranjera, serán
aplicados en su totalidad al pago de la deuda externa por las
indemnizaciones de guerra. c.3) Aumento de todos los impuestos. c.4)
Ajustes (comenzando por el sector laboral público y privado) ocasionando
así un desempleo progresivo y masivo.
En
el caso de la República Argentina, el tratado de Londres, del 11/12/90,
impuso a la República Argentina las privatizaciones y transferencias a
empresas británicas de los siguientes bienes patrimoniales:
1)
Poder Energético: Gas del Estado, Yacimientos Petrolíferos Fiscales,
Yacimientos Carboníferos Fiscales, Agua y Energía Eléctrica, Hidronor,
Segba, Comisión Nacional de Energía Atómica.
2) Poder Financiero: Casa
de Moneda, Caja Nacional de Ahorro y Seguro, modificación de la Carta
Orgánica del Banco Central de la República Argentina. 3) Poder sobre los
Medios de Transporte: Empresa Líneas Marítimas Argentinas,
Ferrocarriles Argentinos, Subterráneos de Buenos Aires, Dirección
Nacional de Vialidad, Administración General de Puertos, Talleres
Navales Dársena Norte, Aerolíneas Argentinas.
4) Poder sobre los Medios
de Comunicación: Empresa Nacional de Teléfonos del Estado, Empresa
Nacional de Correos y Telégrafos, Canales de Televisión, 11 y 13, Radio
Belgrano, Radio Excelsior y Todos los Medios de Comunicación
Administrados por el Estado e Imprentas del Boletín Oficial.
5) Poder
sobre las Materias Primas: Supresión de la Junta Nacional de Carnes,
Privatización de la Junta Nacional de Granos, Unidades de Campaña (silos
y elevadores terminales de los puertos), Pesca en el Atlántico Sur
(Acuerdo-Tratado de Madrid del 15/02/90, Art. 7º).
6) Poder Científico y
Tecnológico a través de las Universidades Privadas y de las Fundaciones
de Empresas que intervienen en las Universidades Nacionales.
7) Poder
sobre las Fuerzas Armadas: Artículos 4º, 5º y 8º del Acuerdo-Tratado de
Madrid del 15/02/90 entre Gran Bretaña y la República Argentina.
8)
Poder sobre los Servicios Públicos: Obras Sanitarias de la Nación (venta
del agua potable).
9) Poder sobre el trabajo, las retribuciones y las
remuneraciones de los argentinos: esta potestad les fue discernida a los
británicos por el Art. 8º del Tratado de 1825. La Ley de Empleo Nº
24.013 al tornar discontinuo y limitado en su vigencia al “contrato de
trabajo” ha suprimido el Derecho a Trabajar al que el pueblo argentino
había accedido por imperio de un derecho natural que fue recepcionado
por el derecho positivo. 10) Poder sobre la vida a través de la
extensión horaria de la relación de trabajo: la conquista universal de
la jornada máxima de ocho horas de trabajo que nuestro país adoptó por
la Ley Nacional Nº 11.544 promulgada y publicada el 12 de septiembre de
1929 ha sido reemplazada por una jornada de trabajote 10 horas de labor o
más. 11) Poder sobre el sistema previsional: la Ley de Jubilaciones
Privadas Nº 24.241 sancionada por la Cámara de Diputados del Congreso de
la Nación en abril-mayo de 1993, impuso un sistema compulsivo de
“ahorro forzoso” para los trabajadores. Este sistema fue derogado a
partir del año 2003 por la ley Nº 26.425, de octubre del 2008, que
determinó la re-implantación del sistema estatal. 12) Poder de las
empresas extractivas, de manufacturas y de servicios que actúen como
compañías privadas dentro de este diagrama: este es el capitel de la
columna de estructura económica cuyas partes o tramos hemos tipificado
en estos doce puntos. El Plan Fénix, de la Universidad de Buenos Aires,
del año 2002 resume toda la cuestión diciendo que se privatizó el
capital estatal, transfiriéndolo a empresas privadas extranjeras y a su
vez, se extranjerizó el capital privado que se vio en la obligación de
ser vendido a empresas extranjeras multinacionales (inglesas,
norteamericanas, canadienses, australianas, etc.) El art. 6º del Tratado
de Londres establece que la transferencia de inversiones y ganancias al
exterior de las empresas privatizadas y extranjerizadas, se efectuará
en moneda convertible y que en todos los casos, el Estado Nacional,
garantiza las transferencias de utilidades y capitales al exterior. Todo
esto se reglamentó por las Leyes Nº 33.696 de Reforma del Estado y por
la Ley de Convertibilidad Nº 23.928. En cuanto a la Deuda Externa
Argentina, al terminar la década de los gobiernos de Menem, totalizaba
145.000 millones de dólares (véase la semejanza con Versailles).
La identidad entre el Tratado de Versailles y los Tratados de Paz por la Guerra de Malvinas, es absoluta.
---
dineros:
A España llegaba solamente el 20% en concepto de impuestos (como en el resto del territorio de la corona española), el llamado "quinto real", el 80% nunca salió de América, ... No tenémos ni idea de historia..., acojonante!
Los ingleses han hecho un "gran trabajo" con la leyenda negra, hasta los españoles de hoy en día se la creen! Pero no me extraña, a la gente no le gusta leer e informarse, y llevan años poniendo en las televisiones documentales anglosajones que no son más que una apología de la leyenda negra con un rigor histórico cercano al cero absoluto... Echaron (y siguen echando) mierda sobre la historia real de España para ocultar sus humillaciones y porque se dieron cuenta de que a la larga sería más beneficioso que ganarle 1000 batallas a España.
Leed libros de historiadores e investigadores serios y neutrales! -
"Banderas lejanas" -
"En tierra extraña: expediciones militares españolas" -
"Reglas del viento". -
"Años de España a México". Etc.
Sólo un pequeñísimo ejemplo de lo "malos" que eran los españoles:
http://www.youtube.com/watch?v=AnhHM4g6yb8
---
dineros:
A España llegaba solamente el 20% en concepto de impuestos (como en el resto del territorio de la corona española), el llamado "quinto real", el 80% nunca salió de América, ... No tenémos ni idea de historia..., acojonante!
Los ingleses han hecho un "gran trabajo" con la leyenda negra, hasta los españoles de hoy en día se la creen! Pero no me extraña, a la gente no le gusta leer e informarse, y llevan años poniendo en las televisiones documentales anglosajones que no son más que una apología de la leyenda negra con un rigor histórico cercano al cero absoluto... Echaron (y siguen echando) mierda sobre la historia real de España para ocultar sus humillaciones y porque se dieron cuenta de que a la larga sería más beneficioso que ganarle 1000 batallas a España.
Leed libros de historiadores e investigadores serios y neutrales! -
"Banderas lejanas" -
"En tierra extraña: expediciones militares españolas" -
"Reglas del viento". -
"Años de España a México". Etc.
Sólo un pequeñísimo ejemplo de lo "malos" que eran los españoles:
http://www.youtube.com/watch?v=AnhHM4g6yb8
Pedazo de Post. Magnífico!!!!! Admiración provoca ver tanto argumento bien presentado!!!
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