25.9.12

Antiguos monumentos fueron construidos para configurar el sonido y la mente

Estudios recientes sugieren que algunas edificaciones antiguas y otras estructuras monumentales localizadas en Irlanda y Malta tienen un común denominador:
fueron diseñadas especialmente para conducir y manipular el sonido a fin de producir efectos sensoriales.
Desde el 2008, hasta la fecha, se ha estudiado Hal Saflieni Hypogeum, una construcción que data de hace  6 mil años y que se localiza en Malta. 

Al igual que otros templos localizados en la isla, esta estructura subterránea cuenta con pasillos centrales y  con cámaras en forma de curva que, al momento de hablar en voz baja en su interior, la forma del lugar permite que las voces se escuchen a través de los 3 niveles de los que por la que está conformada. A partir de este fenómeno, los científicos han estudiado la relación que existe entre la arquitectura del lugar, los sonidos que allí se generan y que repercutieron en la mente de los habitantes de aquella época.

“Se registró la actividad cerebral de voluntarios que fueron expuestos a distintas frecuencias de vibración”, 

dijo la experta en templos antiguos Linda Eneix, 

“Los resultados indicaron que a una frecuencia de 110 Hz, los patrones de la actividad de la corteza prefrontal cambiaron abruptamente, dando como resultado un desactivación relativa del lenguaje y un desplazamiento de izquierda a derecha que afectó la parte creativa y emocional. Este desplazamiento no ocurrió a 90 Hz o 130 Hz… Además de estimular el lado creativo de los voluntarios, parece que los sonidos de una frecuencia de 110 a 111 Hz, podrían activar el área cerebral donde reside el estado de ánimo y la empatía social. Deliberadamente o no, las personas que pasaron periodos prolongados en un ambiente dominado por este tipo de sonidos, se vieron afectadas en su manera pensar”.

Sin embargo, el Hypogeum no es el único lugar donde ocurre este fenómeno. Un estudio realizado en 1994 por la Universidad de Princeton, mostró que el comportamiento acústico de cámaras de antiguas edificaciones como Newgrange en Irlanda y en 
Wayland’s Smithy, Inglaterra,
 
 
se caracterizó por una fuerte resonancia sostenida en un rango de entre 90 Hz y 120 Hz. “Cuando esto ocurre”, dice Eneix, “lo que escuchamos se distorsiona, o se convierte en eco. El tono exacto de este comportamiento varía con las dimensiones del lugar y con la calidad de la piedra de la que está hecho el lugar”. 
Las razones específicas para estas configuraciones acústicas aún no se entienden por completo, pero los estudios revelan que el contexto arquitectónico antiguo de cualquier sitio, indica que los efectos sonoros de distintos pueden estar relacionados con el comportamiento de las personas. ¿Qué significa esto? ¿Hasta qué punto estamos configurados por el entorno?

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