Universos paralelos
La idea del multiverso aparece en un texto
del siglo XIII
El modelo imperante entonces era el de Aristóteles, que postulaba que había nueve planetas, esferas, una dentro de la otra, con el planeta Tierra en el centro
Ciencia | 02/04/2014 - 15:19h | Última actualización: 02/04/2014 - 16:38h
Ya se hablaba del concepto multiuniverso en el siglo XIII EP
Un equipo de científicos británicos han llevado a cabo un estudio sobre este texto antiguo, llamado De Luce, en el que se han encontrado indicios de que el filósofo inglés que lo escribió en 1225 ya jugaba con conceptos similares a los del multiverso.
Se trata de Robert Grosseteste, considerado como "una de las mentes más deslumbrantes de su generación, alabado por sus sucesores como líder genio, teólogo, político y matemático". Para descubrir lo plasmado por este filósofo, que plasmó en el texto sus ideas como si fueran ecuaciones matemáticas modernas, los investigadores utilizaron un ordenador para resolver estas ecuaciones, y para ver si eran capaz de ilustrar el universo como Grosseteste lo había imaginado.
En esa época el modelo cosmológico dominante fue el desarrollado por Aristóteles, quien postuló que había nueve planetas (llamados esferas), una dentro de la otra, con el planeta Tierra en el centro. En De Luce, Grosseteste supone que el universo nació de una explosión que empuja todo, la materia y la luz, a partir de un solo punto, una idea que es sorprendentemente similar a la moderna teoría del Big Bang .
"Al principio, la materia y la luz estaban vinculados entre sí. Pero la rápida expansión llevó finalmente a un 'estado perfecto', con la cristalización de la luz-materia y la formación de la esfera exterior -el llamado firmamento- del cosmos medieval", escribió el filósofo británico.
Además, asume que la materia cristalizada también irradiaba una luz especial, a la que llama lumen. Ésta es irradiada hacia el interior, recolectando la materia "imperfecta' que se encuentra, un comportamiento similar a la forma en que las ondas de choque se propagan en una explosión de supernova.
Por su parte, la materia "perfecta" cristaliza en otra esfera incrustada dentro de la primera y también irradia luz. Eventualmente, en el centro, la materia "imperfecta" restante forma el núcleo de todas las esferas, la Tierra.
La descripción es "exacta"
Después de simular a través del ordenador las ecuaciones expuestas por el antiguo científico, los investigadores descubrieron que el universo imaginado por Grosseteste podría haberse formado exactamente como él lo describió.
"Sorprendentemente, la simulación por ordenador muestra que la descripción de Grosseteste es exacta", ha señalado el autor principal, Richard Bower. "Los resultados nos dan una apreciación mucho más profunda de la ciencia en el siglo XII", ha añadido.
A su juicio, este estudio, aceptado en las actas de Royal Society A, demuestran que la comunidad científica moderna había "subestimado por completo la profundidad del argumento lógico en la Edad Media".
A pesar de este gran hallazgo, el razonamiento de Grosseteste tiene también sus fallos. Uno de ellos es que su teoría sólo funciona si hay el número correcto de las esferas celestes y si están correctamente ordenadas, lo que ocurre sólo si hay puntos de partida muy específicas.
"Por sí solas, las leyes de Grosseteste no son suficientes para producir el universo en el que pensó que vivía", ha apuntado Bower. De hecho, el filósofo medieval se dio cuenta de este problema. Para hacer frente a ello, añadió una razón de más para explicar por qué había "exactamente nueve esferas celestes más una "imperfecta Tierra", una explicación similar al razonamiento aplicado en la cosmología moderna.
Hoy en día, las leyes de la mecánica cuántica y la relatividad general se utilizan para explicar el origen del cosmos, pero no nos dicen la cantidad de materia normal, la materia oscura y la energía oscura en el universo. "Para explicar esto, los cosmólogos a menudo apelan a alguna nueva teoría, como una teoría de la supersimetría, por ejemplo", ha explicado Bower.
Las teorías actuales
En otras palabras, los modelos actuales trabajan para sólo ciertos valores específicos, y si los valores son elegidos al azar, la explicación falla. Así, para satisfacer estas condiciones, algunos físicos sugieren que existen un multiverso, de manera que, cualquier resultado puede explicarse si no en la nuestra, en un universo vecino.
De la misma manera, si los parámetros en el modelo de Grosseteste se modifican, habrá un número diferente de esferas alrededor de la Tierra. Y aunque De Luce nunca menciona el término multiverso, Bower dijo que el filósofo "parece darse cuenta de que el modelo no predice una solución única, y que hay muchos resultados posibles"." Él tiene que escoger un universo de todas las posibilidades", ha concluido.
Roberto Grosseteste (1175 - 1253) nacido en Stradbroke, franciscano, fue un erudito en casi todos los ámbitos del saber de su época y desempeñó el cargo de Obispo en Lincoln (Inglaterra) durante el siglo XIII. Se trata de un importante representante de la historia del pensamiento medieval y gran precursor de la filosofía moderna, en particular por su influencia sobre Bacon,
Ockham y Scoto, y por su intención de introducir el pensamiento aristotélico en la Universidad de Oxford. Fue probablemente el primer canciller de esta universidad.
Recuperó para el método científico la idea griega de explicación. Su concepción de la ciencia implicaba observaciones y experimentos. La posibilidad de aplicar la matemática a la ciencia física sería desarrollada, en el siglo XIV, por otro grupo de discípulos suyos, vinculados al Merton College, conocidos como los Calculatores, quienes desarrollaron una matemática del movimiento.
Su nombre proviene del latín indicando Grossum caput (Cabeza grande) es seguro que se refería a su gran capacidad de estudio y gran memoria.
Su línea de pensamiento proponía retomar el pensamiento de San Agustín, procurando volver sobre a la tradición escolástica tal como se formuló en su origen.
Se trata de un gran erudito que logró escribir sobre casi todos los ámbitos del saber: astronomía, matemáticas, teología, etc.
Índice
Obra
Trabajó en innumerables obras desde los años 1220 hasta 1235 y escribió varios tratados científicos, entre los que se incluye:- De sphera Se considera una aportación a la astronomía.
- De accessione et recessione maris. Sobre los movimientos de las olas y las mareas.
- De lineis, angulis et figuris. Razonamiento geométrico en ciencias naturales.
- De iride. Escribió un tratado sobre el Arco iris.
El renacimiento de la cultura anglosajona en Oxford
La cultura cristiana y clásica se había conservado en Inglaterra mientras se había prácticamente perdido en el continente. Renace con el imperio carolingio, gracias precisamente a la labor de Alcuino de York, siglo VIII, que desde Inglaterra fundó bibliotecas a partir de los libros procedentes de la isla y estableció diversas escuelas de enseñanza del trivium y el quadrivium. Continúa su labor en el siglo IX, Juan Escoto Erígena.El movimiento cisterciense común en ambos países, y la recuperación de los escritos clásicos, sobre todo los de Aristóteles, junto con las aportaciones científicas de los árabes, a partir del siglo XI, renuevan en Inglaterra el espíritu de la Escuela de Chartres,1 especialmente con Juan de Salisbury.
Poco a poco se diferencia Inglaterra de la cultura francesa simbolizada en la Universidad de París, donde permanece más el espíritu dialéctico introducido por Pedro Abelardo y la preocupación por una filosofía entendida como "ancilla Theologiae".2
De este modo, concretamente en Oxford, resurge el espíritu platónico-agustiniano; se estudian lenguas, sobre todo el árabe, y se cultiva el conocimiento de la ciencia natural, de la mano del aristotelismo y los árabes, siendo de especial interés el estudio de la matemática menospreciada por los teólogos de París. Fue de especial relevancia el espíritu de la orden franciscana frente al espíritu de la orden dominica que prevalece en el continente.3
Cosmología de la luz
Grosseteste conoció los tratados de óptica árabes, y bajo la influencia del neoplatonismo consideró la luz como la materia original creada por Dios de la nada y a partir de la cual se sustancia el universo entero.La luz es una sustancia corpórea pero enormemente próxima a lo incorpóreo siendo su principal propiedad engendrarse a sí misma perpetuamente; generada en un punto, se expande en forma esférica en todas las direcciones, de modo instantáneo. En su expansión se va enrareciendo hasta llegar a un límite (pues la materia no puede ser infinita).
Por extenderse en las tres dimensiones del espacio la luz engendra la corporeidad. En su difusión extiende consigo la materia de la que es inseparable. De este modo la luz es la primera forma creada por Dios en la materia prima a la que va unida y constituye así el principio del universo que contemplamos.
El límite máximo de propagación de la luz constituye el firmamento, que refleja a su vez la luz hacia el centro del mundo. Al reflejarse la luz engendra las nueve esferas celestes, siendo la más inferior la de la luna. Por encima de esta esfera no hay movimiento, mientras que por debajo se escalonan y se mezclan los cuatro componentes: fuego, aire, agua y tierra.
Conocimiento de la ciencia de la naturaleza
Más que por descubrimientos especiales la importancia de Grosseteste proviene por introducir y destacar la importancia de las matemáticas en el conocimiento científico de la naturaleza física.utilitas considerationis linearum, angulorum et figurarum est maxima, quoniam impossibile est sciri naturalem philosophiam sine illis: valent in toto universo et partibus eius absolute(Es muy importante la utilidad de considerar el estudio de las líneas, de los ángulos y de las figuras, porque es imposible conocer la filosofía natural sin ellas: valen absolutamente para todo el universo y sus partes)
Roberto Grosseteste4
Pues las acciones naturales se propagan según las leyes de la reflexión y de la refracción. Por ello hay que conocer a fondo las figuras fundamentales: la esfera, porque es el modo de propagación de la luz; y la pirámide porque es el modo más poderoso en que un agente puede ejercer en una superficie partiendo de un punto. Todo puede explicarse mediante los principios de la óptica y de la geometría.
Tales principio son la base de inspiración para su discípulo Roger Bacon.
El conocimiento
El hombre ocupa el centro del Mundo lo mismo que Dios es el centro de la Creación. El alma, por tanto obra también en función de la luz mediante el cuerpo y los sentidos. El alma obra sobre el cuerpo pero no viceversa, tal como piensa S. Agustín. Por eso el entendimiento es una facultad del alma, no del cuerpo, y no necesita elemento corporal alguno para obrar y conocer. Contemplando las cosas materiales puede ir abstrayendo las formas de la naturaleza, según el modo platónico, liberándose poco a poco del peso material del cuerpo; pero solamente las almas elegidas, liberadas por el amor de Dios, pueden en esta vida, llegar a la contemplación de las Ideas.Como no podía ser de otro modo la teoría de la iluminación de San Agustín constituye la base de su teoría del conocimiento.
Su espíritu científico es un claro antecedente de la idea Galileana acerca de que el universo está escrito en lenguaje matemático.5
Robert Grosseteste
(Stradbroke, c. 1168 o 1175 - Buckden,
1253) Eclesiástico y erudito inglés. Roberto Grosseteste o Robert
Greathead, conocido también por Lincolniensis o Capito en las crónicas
latinas, desempeñó un importante papel en la historia eclesiástica de
Inglaterra. Obispo de Lincoln, fue tan excelente pastor como teólogo y
sabio, y poseyó un dominio sorprendente de todas las ciencias de su
tiempo.
De familia modesta, logró gracias a la
generosidad de los amigos poder ir a estudiar teología en Oxford, y
probablemente también medicina y derecho. Es asimismo posible que
cursara sus estudios durante algún tiempo en París; no obstante, hacia
1200 le encontramos de nuevo en Oxford, donde, después de haber superado
las pruebas de su doctorado, es nombrado "rector scholarum" o
vicecanciller de la Universidad. Probablemente datan de esta época sus
comentarios a Aristóteles.
Robert Grosseteste
Ante la solicitud del provincial de los
franciscanos, Agnello de Pisa, fue nombrado en 1224 rector de aquella
orden que acababa de llegar con ánimo de establecerse en Oxford; profesó
algunos cursos en el convento de los franciscanos y les exhortó a
proseguir sus estudios sobre la Biblia y las ciencias naturales. Poseía
varios beneficios, a los cuales renunció, reservándose tan sólo uno, en
1232, tras una grave enfermedad. Pasó la mayor parte de su vida en
Oxford, escribiendo obras matemáticas, teológicas o de estudios
bíblicos, y profesando sus cursos, cuyo contenido se conserva manuscrito
bajo el título de Dicta Roberti.
Como prelado, Robert Grosseteste desplegó una
importante actividad; riguroso en las visitas pastorales y en las
inspecciones realizadas en los conventos, e infatigable predicador, en
latín a su clero y en inglés al pueblo, dio un poderoso impulso al
renacimiento religioso de su diócesis y de toda la isla. Cuidó, además,
los intereses materiales de los fieles, ayudó ampliamente a los
necesitados y reprimió cualquier abuso; estableció en Oxford una "Caja"
que facilitaba préstamos sin interés a los estudiantes pobres, a quienes
libraba, con ello, de los usureros.
Al morir San Hugo de Wells, en 1235, Grosseteste
fue elegido obispo de Lincoln, la mayor y más poblada de las diócesis
de Inglaterra. Es entonces cuando empieza una fuerte campaña contra los
numerosos abusos de la vida clerical y monacal, y gana con ello tantas
enemistades que es incluso objeto de una tentativa de envenenamiento. El
papa Inocencio IV le apoya en su lucha en 1245, pero le retira su ayuda
cuando en 1250 el enardecido Grosseteste llega a denunciar también los
abusos de la curia romana.
Durante los últimos años de su vida sostuvo
duras luchas con el rey Enrique III acerca de los diezmos y contra la
asignación de beneficios eclesiásticos ingleses a prelados italianos; en
1252 entra en liza contra monarca inglés, y alcanza la victoria. Al año
siguiente le toca el turno al mismo Sumo Pontífice, a causa de un
nombramiento abusivo que este último exigía de él. Parece que el papa
reconoció, hasta cierto punto y contra su voluntad, la razón de las
amonestaciones que le hizo el obispo.
Su saber enciclopédico le valió el sobrenombre de The great clerk Grosseteste.
Su obra literaria es enorme. Es cierto que se le atribuyeron
erróneamente muchos escritos, pero aquellos cuya autenticidad no ofrece
dudas son ya suficientes para permitir que se le considere como uno de
los espíritus más fecundos y enciclopédicos de la Edad Media. Aparte de
sus comentarios sobre Aristóteles, Boecio
y otros filósofos, poseemos numerosos escritos suyos sobre historia
natural, por ejemplo sobre el calor, el movimiento, el sonido, los
colores, la luz, la presión atmosférica, el arco iris, el astrolabio,
los cometas, la nigromancia, la brujería, o incluso sobre la agricultura
(Regulae agriculturae per menses digestae).
Las traducciones del griego debidas a él y a colaboradores griegos que hizo venir del sur de Italia difundieron por Occidente obras sacras (San Ignacio de Antioquía, seudo Dionisio Areopagita, San Juan Damasceno) y profanas (la más importante de éstas la Ética a Nicómaco de Aristóteles, con los comentarios de diversos autores). Del examen cuidadoso de sus traducciones en latín resulta verdaderamente que debió de conocer el griego a la perfección, aunque por un prejuicio y criterio propio suyo prefirió mantener ante el original una fidelidad extremadamente rigurosa, en perjuicio a veces de la sintaxis y de la elegancia del estilo, pero nunca de la inteligencia del texto, como en cambio hallamos a veces en otros traductores medievales famosos.
A pesar de ello son absolutamente característicos y de mucho interés sus prólogos, sus comentarios y, por otra parte, las glosas ("notulae") que acompañan sus versiones, todo ello provechoso para ilustrar el contenido de la obra, pero también importante desde un punto de vista filológico.
De Grecia y de Italia (de la meridional) había
mandado traer, como lo atestigua Rogerio Bacon, códices griegos y
gramáticas: y había llamado junto a sí a griegos e italianos de lengua
griega como colaboradores bajo su dirección. Esta actividad de
Grosseteste parece deber colocarse, observando la cronología
aproximativa de las traducciones, entre 1235 y 1253, en los años de su
episcopado.
Las versiones de que tenemos positiva información son las Epístolas
de San Ignacio de Antioquía, de un códice perteneciente a una redacción
no común; las obras del pseudo Dionisio Areopagita; los Escolios de San Máximo a los escritos del pseudo Dionisio Areopagita, traducidos por Grosseteste sin saber quién era su autor; el De orthodoxa fide y el De hymno Trisagio de San Juan Damasceno; los anónimos Testamenta XII Patriarcarum; el anónimo De vita monachorum, extractos más que traducciones de la obrita entera; la Ética de Aristóteles, de influjo vastísimo en la escolástica, y los Comentarios a ella de Eustacio, Miguel de Éfeso, Aspasio y el Anónimo; el Del cielo de Aristóteles, parcialmente traducido; los pseudoaristotélicos De virtutibus et vitiis y De invisibilibus lineis; los extractos del Léxico de Suidas, del cual quizás solamente Grosseteste, en el siglo XIII y en el occidente latino, pudo obtener una copia.
Su labor de comentarista y sus textos originales
(de filosofía, teología y ciencia en general) hacen de él uno de los
hombres más doctos del siglo, y le confieren una talla sin duda no
inferior, aun cuando sí lo sea su fama, a la de San Alberto Magno. Entre
sus discípulos figuró Rogerio Bacon,
el cual inició en el campo filosófico la orientación
científico-experimental que habría de tener una capital importancia en
la historia del mundo moderno. Grosseteste enriqueció además los
estudios matemáticos con trabajos como De sphaerae y De arte numerandi. Hacia 1231 compuso un escrito de carácter polémico contra los judíos: De cessatione legalium.
Conocía la medicina, compuso poesías y fue un virtuoso del arpa. Las
obras de Robert Grosseteste, que no han sido impresas todavía, llenarían
varios volúmenes. Suman un total aproximado de 200 a 300 sermones, de
60 a 70 tratados de mayor o menor longitud, y 147 conferencias o Dictae.
Su conocimiento de la Sagrada Escritura es extraordinario y aparecen
citas en todas sus obras y cartas. La lista completa de sus escritos, en
su mayor parte inéditos, conservados en el Trinity College de
Cambridge, ocupa 23 páginas impresas en cuarto.
Referencias
- Renovación el espíritu platónico-agustiniano y la incorporación de Aristóteles en su interés por la ciencia al margen de la Teología
- E. Gilson, La filosofía en la Edad Media, Madrid, Gredos. 1965. pág. 438
- Inicio de una corriente de pensamiento que valora la experiencia como fuente de conocimiento, valora lo individual y la matemática, siendo el germen de lo que va a suponer la diferente trayectoria entre Inglaterra y el continente en el siglo XVII y su importancia en el surgir de la Ciencia moderna: Roger Bacon, Duns Scoto, y el Merton College de Oxford con Tomás Bradwardine, Guillermo de Heytesbury, Ricardo Swineshead siendo la culminación de esta corriente de pensamiento Guillermo de Ockham y el nominalismo como corriente crítica de la especulación escolástica. Véase Lógica empírica
- Citado por E. Gilson, La filosofía en la Edad Media, Madrid, Gredos. 1965. pág. 440.
- Hirschberger, o.c. p.364
Véase también
Bibliografía
- Grosseteste, R.; Suma de los ocho libros de la física de Aristóteles (Summa Physicorum), Buenos Aires, Eudeba, 1972. Esta edición incluye el texto latino, un estudio crítico, algunos datos biográficos sobre el autor y varias notas de J. E. Bolzán y C. Lértora Mendoza.
- Crombie, A. C. (1953). Robert Grosseteste and the Origins of Experimental Science, 1100-1700. Oxford: Clarendon Press. ISBN 0-19-824189-5.
- Lértora Mendoza, Celina Ana (2003). Roberto Grosseteste: metafísica: siglo XIII. Editorial Del Rey. ISBN 950-9614-08-4.
- Lopéz Cuétara, José Miguel (2005). El aristotelismo en el pensamiento de Robert Grosseteste. Verdad y vida, 242 -2005.
- Gilson, E. (1965). La filosofía en la Edad Media. Madrid. Gredos.
- Hirschberger, J. S.J. (1968). Historia de la Filosofía (II tomos). Barcelona. Herder.
- Ferrater Mora J. (1984). Diccionario de Filosofía (4 tomos). Madrid. Alianza Editorial. ISBN:84-206-5204--0.
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