10.5.13

Hernan cortes era Bernal diaz del Castillo ?

Hernán Cortés, el verdadero autor de la crónica de la Conquista: Duverger
Tras una década de investigación, expone inconsistencias e incongruencias sobre la identidad de Bernal Díaz del Castillo, considerado desde hace 400 años creador de la Historia verdadera... 



El libro Crónica de la eternidad: ¿quién escribió la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España?, de Christian Duverger, se presenta en el país el próximo juevesFoto María Luisa Severiano
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Para Duverger, Hernán Cortés fue un hombre con apertura de espíritu
Ángel Vargas
Periódico La Jornada   Lunes 4 de febrero de 2013,
El historiador y arqueólogo francés Christian Duverger echa por tierra todo un hito, considerado válido durante casi 400 años: el autor de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España no es Bernal Díaz del Castillo, sino el mismísimo conquistador, Hernán Cortés.
Sabedor de antemano del escozor y la polémica que este planteamiento generará entre ciertos sectores de la comunidad académica del mundo, el reconocido investigador y catedrático, doctor en historia por la Universidad de París (conocida comúnmente como La Sorbona), asegura contar con los elementos históricos y documentales suficientes para demostrarlo, resultado de 10 años de trabajo.

Tales pruebas y argumentos se encuentran contenidos en el libro Crónica de la eternidad: ¿quién escribió la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España?, que el jueves de esta semana será presentado en México bajo el sello de editorial Taurus.

Mezcla de investigación histórica y novela policiaca, en este volumen el especialista expone quién es en realidad Bernal Díaz del Castillo y cómo fue que el verdadero autor de esa sensacional crónica histórica, considerada documento de primera mano y obra de arte literaria, logró pasar tanto tiempo tras las sombras.
¿Cómo pudo un simple soldado raso, sin experiencia literaria, escribir la magna crónica de la Conquista? ¿Cómo pudo estar tan cerca de Cortés en todo momento y, sin embargo, no aparecer en ninguna de sus cartas, en ninguna de las crónicas y registros de la época?, son las dos interrogantes que plantea Christian Duverger para comenzar la entrevista con La Jornada.
De acuerdo con el historiador, quien es profesor de la cátedra de antropología social de Mesoamérica en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, las dudas sobre Bernal Díaz del Castillo han sido una constante a lo largo del tiempo entre diversos investigadores y autores; incluso alguno por allí ha puesto en tela de juicio su existencia.
Ello debido a las contradicciones y zonas de sombra en la vida del cronista, quien en la famosa historia de la Conquista no escribe nada sobre sí mismo, mas que es nativo de Medina del Campo, en Castilla la Vieja, y que tenía 84 años en 1568, que es la fecha del punto final de su crónica.
El primer documento que tenemos de Díaz del Castillo es de 1544, y todos los especialistas que han buscado su presencia entre los 540 soldados con los que Cortés emprendió la conquista de estas tierras nunca la han encontrado, destaca Duverger.

Ése es un elemento que no soy el primero en señalar. Todos los autores se han topado con eso. ¿Por qué nadie ha sido capaz de hacer su biografía, por qué no tenemos datos biográficos? Ese es un elemento común entre diversos investigadores y autores; lo más que se ha escrito al respecto son dos o tres páginas.
Los primeros datos que certifican la existencia de Díaz del Castillo se remiten a 1544, en Guatemala, donde va a morir en 1584, de acuerdo con el historiador, quien fue consejero cultural de la embajada de Francia y ha sido colaborador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Bernal Díaz del Castillo es un hacendado en Santiago de Guatemala. El personaje histórico existe, pero que sea el autor de la crónica de la Conquista es absolutamente imposible, por varias razones que explico a lo largo del libro, entre ellas fechas, acceso a libros que cita y, finalmente, no tenemos ningún documento que pueda comprobar que supiera escribir, explica.
“Le tocó vivir en una época en la que la separación entre los que recibían instrucción y los que no era muy fuerte. La población instruida en la España de ese entonces era de entre uno y dos por ciento. Eso significa que entre los más de 500 soldados que vinieron con Cortés, si 15 sabían leer y escribir, eran muchos. He buscado entre ellos los que sabían hacerlo, encontré a 12 y no figura Díaz del Castillo.

“La cultura en esa época, pues, era una cosa rara y en la Historia verdadera... hay referencias muy cultas, entre ellas elementos escritos a la manera de Homero, a las historias latina y griega y a la Biblia, así como vocablos nuevos derivados del francés y el latín. Son elementos absolutamente imposibles de encontrar en la mente de un soldado raso como era Díaz del Castillo.”
A lo anterior, el especialista suma inconsistencias e incluso incongruencias de orden práctico que aparecen en la crónica de la Conquista, entre ellas que Díaz del Castillo haga referencia a libros a los que no pudo tener acceso por carecer de la autorización de la corona española y de la Iglesia, como La Historia de la conquista de la Nueva España, de Francisco López de Gómara, y otros de Fray Bartolomé de las Casas.

Christian Duverger señala que el libro Crónica de la eternidad es en realidad la continuación o segundo tomo de su biografía sobre el conquistador de México, Cortés: la biografía más reveladora, escrito en 2001, originalmente en francés, y publicado en español en 2005, también por Taurus.
A su decir, prevalece una visión distorsionada sobre ese personaje, no sólo en términos generales de la sociedad mexicana, sino entre varios historiadores, al desconocerse que era un hombre totalmente mestizo en términos culturales y que muchos elementos de su personalidad provenían de su comprensión del mundo prehispánico.


Otros autores
Sin querer develar más detalles de su trabajo porque para ello es mejor tener su libro en las manos, Duverger reconoció que Bernal Díaz del Castillo es un personaje que sí existió: “No voy a negar su existencia, pero no fue el escritor de la Historia verdadera…”, por lo que define a Crónica de la eternidad como un libro más radical de lo que se había hecho hasta ahora sobre el personaje, en el que buscó “la imperfección en las declaraciones, las contradicciones: éstas contradicciones tienen una explicación, y es que no es el autor. Pero no podemos plantear el asunto nada más así”.

“Pero por eso se tiene que demostrar y buscar al verdadero autor, lo que hago en mi libro. Como es una obra —Historia verdadera…— un poco fundamental para el conocimiento de la historia mexicana, si cambia el autor cambia la perspectiva que podemos tener del libro. Vamos a encontrar una sorpresa, pero no una desagradable. Va a ser un cambio”, asegura el investigador.
Sabedor de que el volumen generará polémica cuando salga al mercado —está programada para la primera semana de febrero—, el arqueólogo e historiador francés advierte que como investigador y como académico, su trabajo se apoya en bases firmes, por lo que se podría discutir de las fuentes o de la interpretación, pero “creo que mis bases son muy firmes: siempre revisito la historia mexicana: ya revisité un poco la personalidad de Cortés y esto es otro pedazo de mi revisión de la historia mexicana”.

Uno de los principales enigmas que Duverger se planteó sobre Bernal Díaz del Castillo fue ¿cómo un soldado raso, sin experiencia literaria alguna, podía escribir una crónica sobre la conquista de la Nueva España?
Su respuesta roza las 500 páginas, con las que promete transformar la relación con uno de los textos fundacionales de la historia nacional, como lo es la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Ya se adelanta la polémica...

CONQUISTADOR Y ESCRITOR
Bernal Díaz del Castillo (Medina del Campo, 1496-Antigua Guatemala, 1584), como lo escribe en su crónica, comenzó el ejercicio de memoria que dio vida a la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España cuando ya rondaba los 80 años de edad.

Llegó a América en 1515 en la expedición de Pedro Arias Dávila. De acuerdo con algunos de sus historiadores, participó en las tres grandes expediciones a lo que hoy es territorio mexicano desde Cuba: la descubridora de Francisco Hernández de Córdoba (1517), la exploradora de Juan de Grijalva (1518), y la conquistadora de Hernán Cortés (1519), al lado de quien luchó en la conquista de México.
A su manuscrito lo llamó “historia verdadera”, porque el autor quería desprestigiar la Historia de la conquista, de Francisco López de Gómara; se publicó en 1632 en Madrid, más de 50 años después de que la concluyera.
Existe una visión imperfecta de Cortés. No vamos a negar que la Conquista fue un acto de violencia, conflictivo, pero hay un malentendido sobre la personalidad del conquistador, porque él no quiso destruir a los indios, sino protegerlos, y decidió instalar un mestizaje para, precisamente, poder conservar lo mejor de la cultura prehispánica, señala.
Fue un personaje más inteligente de lo que ha sido considerado. Era un hombre del Renacimiento y, como tal, con apertura de espíritu, lo cual contrasta con la corona española.
Testimonio irrefutable de su humanismo, dice, fue que no quiso que se repitieran en lo que hoy es territorio mexicano los genocidios cometidos contra las poblaciones autóctonas, primero, de Santo Domingo y, luego de Cuba, y planteó para las nuevas tierras conquistadas el ya mencionado proyecto de mestizaje.
Una vez consumada la Conquista, lo que hizo el militar español fue escribir un comentario de ese hecho, en lo que se conoce como la Segunda carta de relación. Oficialmente se trató de una carta al rey Carlos V, pero en realidad fue una manera muy hábil de dar al público de su época conocimiento de esa noticia, refiere el académico.
Eso no es algo normal entre los jefes de guerra. Hay los que saben matar, planear una batalla, pero que no saben pensar lo que hacen, y otra cosa es saber escribir lo que hicieron.
¿Pero cómo, en qué momento y por qué fue que Hernán Cortés escribió la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, y cuál fue el motivo para no firmarla?
Aunque eso es precisamente lo que responde en su libro ya mencionado, Christian Duverger acepta explicar que esa fue una decisión que el conquistador tomó una vez que regresó a España, en 1540, y decidió alejarse del mundo político para ocuparse de dos aspectos en particular: el mundo de la cultura y la memoria de su acción.
Así fue que, entre los años de 1543 y1546, organizó una Academia entre notables, que se reunía una vez por semana en su casa de Valladolid, cuyas actas de sesiones se preservan a la fecha en un libro publicado 20 años después de la muerte de Cortés, ocurrida en 1547. Eso fue para saciar su interés por la cultura.
Respecto de su preocupación por preservar para la posterioridad la memoria de su acción, el conquistador de la Nueva España consideraba que había dos maneras de hacer historia: la documental y la testimonial, platica el investigador.
Lo que hizo fue, por una parte, contratar a una persona para que escribiera la historia de ese hecho a partir de su archivo. Ese personaje fue el eclesiástico Francisco López de Gómara. Y, por otro lado, al mismo tiempo fue ponerse a escribir por su propia cuenta esa fascinante historia, valiéndose para ello, en principio, de la invención de un soldado anónimo, cuenta.
De tal manera, agrega, Cortés tenía asegurada la pervivencia de la crónica de ese hecho desde la perspectiva de la historia documental y también testimonial, subraya Duverger, quien trae a cuenta la prohibición de escribir que recaía sobre el conquistador impuesta por el emperador Carlos V y refrendada luego por el hijo de éste, el rey Felipe II.
“Las obras de Cortés fueron quemadas en plazas públicas, no por el contenido, sino porque era competidor de la legitimidad del propio rey. Fueron éxitos de edición, bestsellers de esa época. La primera carta publicada, que fue La segunda carta de relación, tuvo una edición de 4 mil ejemplares, lo cual fue un éxito en esos años, sobre todo si se considera que el costo de cada libro era el equivalente de 20 mulas o tres o cuatro caballos”, indica.
“Como ya no podía escribir, Cortés consideró que comisionar a López de Gómara era una alternativa que podía funcionar. Pero le faltaba otra parte, la del testimonio; entonces decidió inventar un personaje de soldado raso, testigo permanente de la acción. Éste obviamente era un personaje ficticio.
Entró entonces Cortés en una especie de juego que no es estéril, que tiene sus fundamentos, que es la historia de su acción a partir de datos de archivo y la otra escrita a partir de un testigo y testimonios directos.
–Si se aceptara que Bernal Díaz del Castillo no es el autor de La historia verdadera..., ¿está usted abierto a la posibilidad de que el autor sea otro ajeno a Hernán Cortés?
–Para conocer y entender todos los elementos que figuran en esa crónica hay que tener una vinculación directa con Cortés. Fue así que busqué en torno de su círculo más cercano si alguien más podría ser el autor, pero no encontré pista alguna.
“Además, como expongo en un capítulo del libro, dedicado al aspecto lingüístico, hay elementos del estilo de Hernán Cortés que figuran tanto en las cartas de relación como en la Historia verdadera, digamos, una especie de marca de fábrica.”
El libro Crónica de la eternidad reúne una enorme cantidad de elementos para afirmar que el propio conquistador es el hacedor de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, refrenda para concluir el autor, quien en su obra también aborda la fascinante historia del manuscrito de esa crónica y cómo fue que se le atribuyó la autoría a Díaz del Castillo.
Es una visión apoyada en muchos datos, tan sólo hay 40 páginas de citas y referencias. No es, entonces, una fantasía. Es una óptica que renueva la visión sobre Cortés. 

COMENTARIOS VARIOS
  • La historia no se hace de chismes amarillistas

    Claro, con todas las hipótesis acerca de la inexistencia de Shakespeare, lo cual no han podido demostrar fehacientemente, ahora tenían que salir con la autenticidad de la autoría de Bernal. Buen truco publicitario para vender muchos ejemplares y hacer una fortuna. Pero no, señor Duverger, necesita más pruebas que sus meras sospechas. Bernal Díaz fue hijo del alcalde de Medina del Campo, el mercado de libros más importante de España en su tiempo. Claro que sabía leer: su cultura, como la de muchos que aprendían a leer y a escribir, fue autodidacta, pues no era hijo de un cabrero, como la mayoría del ejército español. Además, su rivalidad con el obispo de Guatemala, Bartolomé de las Casas, está íntimamente ligada a que él fue gobernador de Guatemala y estaba de parte de los encomenderos y como representante de sus intereses. ¿Cómo explica Duverger la existencia del manuscrito Guatemala en poder de los herederos de Bernal? De ahí se saca en claro la "Historia verdadera", de documentos.
  • Tamales de chivo, esto y las noveluchas sobre SJIC

    Un compatriota de Duverger, Buffon, dijo que "el estilo es el hombre". Cuando nos quisieron hacer creer que la dichosa "carta de Sor Serafina" era de pluma y letra de Sor Juana Inés de la Cruz, lograron sorprendernos porque en principio no publicaron el susodicho texto, sino meses después. Pero no hizo más que salir a la luz y el estilo mismo gritaba "Sor Juana no escribió este texto gris, arcaico, repetitivo y hasta incorrecto". El estilo de Hernán Cortés es diametralmente opuesto al de Bernal. Cualquier buen especialista en letras del siglo XVI (y no un aventurero advenedizo como Duverger) es capaz de identificar los rasgos lingüísticos y estilísticos que caracterizan a los textos como las huellas digitales a sus dueños. Existen profesionales estudios sobre el estilo de Cortés, así como sobre el estilo de Bernal. Y a menos con que nos salga con la burrada de que Cortés es una prefiguración de Fernando Pessoa, su patraña simplemente no pasará. Efímera llamarada de petate editorial.
  • Señor más seriedad
    La información “histórica” que el Dr. Christian Duverger menciona es completamente falsa. El erudito Dr. Alonso de Zorita, oidor en distintas Audiencias de América colonial, especialmente Guatemala y Nueva España (1547 a 1566) señaló en su obra Relación de la Nueva España escrita en 1585 a los 73 años: “…Bernaldo Diaz del Castillo vecino de Guatemala donde tiene un buen repartimiento y fue conquistador en aquella tierra y tierra y en Nueva España y en Guacacinalco, me dijo estando yo por oidor en la Real Audiencia de los Confines que reside en la ciudad de Santiago de Guatemala que escribía la Historia de aquella tierra y me mostró parte de lo que tenía escrito no sé si la acabó ni si ha salido a la luz”. Este señor se hubiera ahorrado un inútil trabajo de “investigación”, tan sólo le bastaba consultar la obra: Alonso de Zorita, Relación de la Nueva EsRelación de la Nueva España, México CONACULTA (Colección Cien de México), México, 1999, 882 páginas, 2 vols, Reedición: 2011.
  • La decadencia de una forma de hacer historia

    El planteamiento de Duverger sobre la Historia verdadera muestra la decadencia de una forma de escribir historia que se sustenta en la imagen del historiador como narrador de "verdades", y de la cual, algunos, como el mismo Duverger, se aprovechan para vender libros. Sus comentarios sobre la "Conquista" muestran una serie de prejuicios y anacronismos propios de una interpretación positivista y anacrónica. Ignora que muchos de los escritos de aquella época eran producidos por escribanos, aunque fueran firmados por otra persona; que el objeto de quienes los mandaban escribir no era cobrar fama como autor de "bestsellers" --pues el concepto individualista de autor no existía--, sino alcanzar un mejor estatus social. Es decir, impone a la época una lógica que no existía y que sólo tiene sentido en el siglo xx. A partir de esto pretende vender como novedad lo que en realidad es una incapacidad del propio historiador para explicar a sus contemporáneos la diferencia de un periodo.
  • Comentario

    Añado a mi comentario anterior, hasta ahora no publicado, una precisión más, ésta respecto a "Los primeros datos que certifican la existencia de Díaz del Castillo" que dice Duverger son de 1544 cuando en el Archivo de Indias hay una relación de méritos de Díaz de 1539. La cual puede consultarse, afortunadamente, en la página de internet de los archivos españoles http://pares.mcu.es
  • Comentario

    Respetable la investigación, en el supuesto que el fuera el autor, no lo ubica como un redentor de los aborígenes, antes bien Cortés "El Marqués del Valle de Oaxaca" fue un conquistador cruel y sangunario.

Día 10/05/2013 - 06.19h

Hernán Cortés escribió la gesta de la conquista falsamente atribuida a Bernal Díaz del Castillo, sostiene Christian Duverger | El historiador francés dinamita cuatro siglos de patrañas con un documentado ensayo que se lee como una novela policíaca

Empuñó la espada con el mismo vigor que la pluma. Hernán Cortés se consagró como conquistador del nuevo mundo hace medio milenio, pero ahora sabemos que fue él quien narró de su propio puño la épica gesta. Y no Bernal Díaz del Castillo, como aseguran los manuales. El historiador y arqueólogo francés Christian Duverger (Burdeos, 1948), toda una autoridad en la historia de Mesoamérica, la conquista de México y biógrafo de Cortés, dinamita cuatro siglo de equívocos y patrañas con 'Crónica de la eternidad' (Taurus), un documentado y apasionado ensayo que se lee como una novela policiaca. Tras una década de profunda y rigurosa investigación sobre la autoría de la 'Historia verdadera de la conquista de la Nueva España', pone la convención patas arriba ante el estupor de parte de una comunidad académica que no puede rebatir su documentada y osada tesis.
Con un apabullante aparato documental y alternando rigor y amenidad, sostiene Duverger que fue el propio Cortés quien escribió en Valladolid, y en los tres últimos años de su azarosa vida, la genial crónica atribuida a Bernal Díaz del Castillo. Una épica narración en la que Carlos Fuentes vio la piedra fundacional de la novela latinoamericana y que era para muchos el origen del periodismo contemporáneo. Pero en su usurpada autoría y en la peripecia de la obra nada es lo que parece.
Desde que abordó la biografía de Cortés, Duverger, un jinete de la duda, sabía que algo no encajaba. Un soldado raso, como dice ser Díaz del Castillo, al que jamás se cita en las cartas de Cortés ni en ningún documento de la época estaría difícilmente alfabetizado. «Y de estarlo, ¿podría escribir con semejante talento literario, erudición, nivel de conocimiento de los hechos más nimios e íntimos del vida de Cortés? ¿Con la sabiduría clásica que trasluce una obra tan singular y precisa?». «¿Cómo alguien sin fortuna, en un tiempo en el que el precio de un libro era el de veinte mulas, más de lo que hoy cuesta un coche, podría tener la cultura que denota un libro como ese?», se pregunta Duveger.
Destaca cómo el presunto autor explica que «empezó a hacer memoria con 84 años, casi sordo, medio ciego y con la salud minada», de modo que «resulta muy raro que esa edad tenga unos recuerdos tan vívidos y precisos de lo que cuenta, hechos ocurridos medio siglo antes que recrea con enorme lujo de detalle». «¿Puede un mísero soldado acompañar a Cortés en sus entrevistas privadas con Carlos V, saber qué pasa en su alcoba, manejar secretos de Estado e información sensible sin figurar en ninguna crónica ni registro?», insiste Duverger.

Moderno

La clave está en los tres últimos años de vida de Hernán Cortés en Valladolid, «un agujero negro» para la historiografía sobre el que Duverger arroja luz. Según el ensayista, el mismo Cortés que empuñó la implacable espada conquistadora movió la pluma que narró su gesta y fue el primer y brillante cronista de Indias. Lo hizo de forma «extraordinariamente habilidosa y moderna» y desde la «academia» en la que convirtió su casa de Valaldolid. Puso sus archivos a disposición de Fray Francisco López de Gómara, quien escribió un crónica canónica de la conquista. En paralelo, Cortés escribía, con idéntica estructura y su personalísimo toque, la crónica con el andar de los años y por una suerte de carambolas que Duverger explica que se atribuiría a Bernal Díaz del Castillo.
A la leyenda negra y la penosa fama de Cortés contrapone Duverger «la modernidad de su visión». «Comprendió antes que nadie la importancia de controlar y manejar la información y en eso fue realmente moderno». Hizo que ambas crónicas se escribieran al tiempo, «asegurándose de que se pudieran contrastar», y tuvo «la lucidez del gran literato para evitar el yo y la primera persona y atribuir todo a un testigo presencial de los hechos en cuya piel se acabaría entrometiendo el iletrado y desconocido Díaz del Castillo».
Cortés, bachiller de Salamanca, sí era un hombre «culto, letrado y conocedor de los clásicos, capaz de escribir a la manera de un soldado raso», y anónimamente -por ser ya entonces un autor prohibido- su versión de la conquista. Lo hace con «una veracidad tan aguda que la mistificación ha durado cuatrocientos años». Enfrentado con Carlos V, todos los escritos sobre Cortés estaban condenados a la hoguera. Y allá fueron a dar seguramente los escritos de Gándara. La crónica de Cortés llegó a México por vericuetos familiares hasta reaparecer en Guatemala. Es ahí donde los hijos de Bernal Díaz del Castillo -«que si existió pero del que no sabemos apenas nada»-, atribuyeron la autoría a su padre «con el ánimo de obtener la propiedad de una de las tierras, una encomienda dada a los conquistadores por Cortés».

El villano de la historia

Considerado durante siglos como el villano de la historia, Duverger rompe más lanzas por Cortés, «más poderoso que la Corona en el siglo XVI, padre de la independencia mexicana dos siglos después, hasta que se le sataniza en el XIX, cuando cambian las tornas y la reacción norteamericana ante la ola independentista arma la leyenda negra sobre su papel en la conquista con documentos inventados». Duverger exculpa a los conquistadores y les libera de la pesada carga del genocidio indígena que apunta esa oscura leyenda. «Hubo mucho muertos y baños de sangre pero no mayores que el de las guerras europeas», arguye.
Las tesis de Duverger estallaron como la bomba que son en México, donde se estudia a Cortés «como un héroe» desde la escuela y donde la crónica atribuida a Díaz del Castillo se lee con el fervor del Quijote en España. «Comprendo una reacción visceral que se va aplacando, pero la comunidad científica no puede poner peros a la tesis a la investigación», se reivindica Duverger. Sabe que una patraña que ha durado casi cinco siglos «no se desarma de la noche a la mañana», pero está convencido de que «el giro de la historia dará sus frutos», que «las tesis contrastadas del libro se asentarán». «Superar tamaña mistificación implica un gran cambio mental y supone, necesariamente, un rechazo», reconoce. «Para muchos será difícil de aceptar, pero la tesis se atiene a la verdad y hace justicia a un Hernán Cortés satanizado», propone este apasionado arqueólogo y antropólogo especializado en civilizaciones mesoamericanas. Su investigación fue de detective y ha querido mantener eso tono de intriga policial que hace fácil y amena la lectura. «Está escrito para el gran público y no para la comunidad académica, lo que no quiere decir que no sea un trabajo riguroso», se defiende Duverger.

 escribió alrededor de 500 páginas, una mezcla de investigación histórica y novela policiaca, pero que el autor defiende como un trabajo serio.
Luego de una década de investigación, de regreso permanente a las fuentes originales, el investigador francés Christian Duverger publica un libro que, sin duda, despertará polémica entre los especialistas mexicanos y de otras partes del mundo: Crónica de la eternidad. ¿Quién escribió la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España? (Taurus, 2013), un estudio que gira alrededor de la figura de Díaz del Castillo y las dificultades para aceptarlo como autor de esa crónica fundamental en la historia de México.

“Es un libro que funciona un poco como una investigación policiaca, por lo que hay que seguir un poco la historia para ver cómo se termina, porque evidentemente hay un enigma y después se resuelve el misterio.
“Se trata de una obra que va a cambiar las cosas, pero no es un título de ficción, sino de investigación. Es un libro muy serio que escribí un poco como un tema policiaco, para que fuera accesible al público, por lo que se podría leer sin ser especialista, está dirigido al público en general”, explica Duverger tras la presentación del programa editorial de Prisa Ediciones para el presente año, realizado en el Polyforum Cultural Siqueiros la noche del jueves.
Autor de títulos como Cortés. La biografía más reveladora y El primer mestizaje. La clave para entender el pasado mesoamericano, el catedrático de Antropología Social y Cultural de la francesa École des Hautes Études en Scienses Sociales aseguró que uno de los objetivos de su investigación fue señalar las razones por las que Díaz del Castillo no podía ser el autor del volumen, pero hay una segunda parte en la que resultaba necesario saber quién fue su verdadero autor.

Otros autores
Sin querer develar más detalles de su trabajo porque para ello es mejor tener su libro en las manos, Duverger reconoció que Bernal Díaz del Castillo es un personaje que sí existió: “No voy a negar su existencia, pero no fue el escritor de la Historia verdadera…”, por lo que define a Crónica de la eternidad como un libro más radical de lo que se había hecho hasta ahora sobre el personaje, en el que buscó “la imperfección en las declaraciones, las contradicciones: éstas contradicciones tienen una explicación, y es que no es el autor. Pero no podemos plantear el asunto nada más así”.
“Pero por eso se tiene que demostrar y buscar al verdadero autor, lo que hago en mi libro. Como es una obra —Historia verdadera…— un poco fundamental para el conocimiento de la historia mexicana, si cambia el autor cambia la perspectiva que podemos tener del libro. Vamos a encontrar una sorpresa, pero no una desagradable. Va a ser un cambio”, asegura el investigador.
Sabedor de que el volumen generará polémica cuando salga al mercado —está programada para la primera semana de febrero—, el arqueólogo e historiador francés advierte que como investigador y como académico, su trabajo se apoya en bases firmes, por lo que se podría discutir de las fuentes o de la interpretación, pero “creo que mis bases son muy firmes: siempre revisito la historia mexicana: ya revisité un poco la personalidad de Cortés y esto es otro pedazo de mi revisión de la historia mexicana”.
Uno de los principales enigmas que Duverger se planteó sobre Bernal Díaz del Castillo fue ¿cómo un soldado raso, sin experiencia literaria alguna, podía escribir una crónica sobre la conquista de la Nueva España?
Su respuesta roza las 500 páginas, con las que promete transformar la relación con uno de los textos fundacionales de la historia nacional, como lo es la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Ya se adelanta la polémica...

CONQUISTADOR Y ESCRITOR
Bernal Díaz del Castillo (Medina del Campo, 1496-Antigua Guatemala, 1584), como lo escribe en su crónica, comenzó el ejercicio de memoria que dio vida a la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España cuando ya rondaba los 80 años de edad.
Llegó a América en 1515 en la expedición de Pedro Arias Dávila. De acuerdo con algunos de sus historiadores, participó en las tres grandes expediciones a lo que hoy es territorio mexicano desde Cuba: la descubridora de Francisco Hernández de Córdoba (1517), la exploradora de Juan de Grijalva (1518), y la conquistadora de Hernán Cortés (1519), al lado de quien luchó en la conquista de México.
A su manuscrito lo llamó “historia verdadera”, porque el autor quería desprestigiar la Historia de la conquista, de Francisco López de Gómara; se publicó en 1632 en Madrid, más de 50 años después de que la concluyera.

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